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Colombia Colombia · Cartagena
Voto de Alejandro:
10
Bélico. Drama Película de encargo para celebrar el 40 aniversario de la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial. Relata, a través de los ojos de un niño progresivamente endurecido por el sufrimiento, la matanza sistemática de los habitantes de las aldeas bielorrusas, más de 600, durante la guerra. (FILMAFFINITY)
25 de julio de 2012
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Masacre: Ven y Mira”, es una película soviética de 1985. Fue un encargo del gobierno soviético para celebrar el cuarenta aniversario de la victoria soviética sobre la Alemania Nazi en la Segunda Guerra Mundial. Dirigida y escrita por Elem Klimov. La película se desarrolla como telón de fondo de la Segunda Guerra Mundial en Bielorrusia, donde asistimos a la terrible ocupación los alemanes en Bielorrusia. En donde más de 600 pueblos fueron exterminados junto con toda su población, con un saldo total aproximado de 2.230.000 personas asesinadas durante el periodo de la ocupación. Siendo una de las mayores masacres de la Alemania Nazi.

La película es narrada a través de los ojos de un niño de 13 años, llamado Flyora Gaishum, que al inicio del filme se encuentra buscando un fusil en los campos de batalla para entregarlo a los Partisanos Soviéticos, un grupo que nació para hacer resistencia y enfrentar al ejército alemán. Flyora consigue el fusil, y los Partisanos se lo llevan, en contra de los deseos de su madre, abandonándola a ella y sus hermanas. Flyora se embarca en ese viaje como un niño inocente, y poco a poco va presenciando el horror, el infierno, el sufrimiento y la pérdida. La guerra lo ha envejecido y lo ha cambiado completamente. Y junto a él, el espectador es sumergido en ese viaje, vemos con sus ojos y sufrimos con él.

La película la observé en dos partes. Honestamente, cuando había leído que era un encargo del gobierno soviético, me imagine que iba a ser muy pero muy sesgado, y que además iba a ver una sublimación a la patria y todo eso, pero nada de eso, me ha impresionado mucho la neutralidad con los hechos y los personajes. En la primera parte somos testigos del la incursión de Flyora a las filas de los Partisanos, cuando deja atrás su niñez, y más que una huida directa a la muerte segura en los campos de batalla, representa un enfrentamiento a una amarga realidad y un escape de una muerte segura en su casa. Aunque una parte de Flyora muere en el momento en que abandona la casa.

En esta primera parte me recordó mucho a la película de otro ruso Andrei Tarkovsky “La Infancia de Iván”, por su estilismo, la puesta en escena, además de algunas tomas y movimientos de cámara que eran sello personal del gran director ruso. Además de la historia de trasfondo de la pérdida de la inocencia en tiempos de guerra. Pero esta película tenía algo diferente, y eso es lo que más me llamó la atención. Está película es muy dura, en dureza sobrepasa a la de Tarkovsky y a la mayoría de filmes que he visto, pero he aquí lo esencial, no es un espectáculo sangriento gratuito, porque incluso no se ven muchas de las muertes, el director juega con la percepción y los sentidos espectador, lo mete dentro del filme de una forma impresionante. Primero, a través de la visión del niño, las tomas de espalda que te hacen ver la acción de un ángulo distinto, y por sobre todas las cosas, en esta primer parte me sorprendió la mezcla de la música con el sonido. Ya que la música individualmente es excelente, funciona de maravilla, pero en los sonidos en las escenas, se amplían los sonidos exteriores y se minimizan los interiores y los de los personajes. Ese simple efecto, crea un ambiente asfixiante y más intenso. E incluso en el momento de una escena magistral donde el campamento de los Partisanos es bombardeado, hay un momento donde Flyora por los sonidos tan estruendosos se queda casi sordo, y ese juego con el sonido hacer que el espectador también se vuelva un poco sordo, y se vaya metiendo más dentro del personales y del horror que vive. Por lo que, a partir de ese momento hacemos nuestra incursión al infierno.

En esta primera parte eso me fascinó, la mezcla entre acción y sutileza artística, y la influencia de Tarkovsky queda más que evidente. Aunque Klimov va más allá, no tiene piedad con el espectador.

En ese momento, la primera parte se había acabado y apenas pude respirar, sentí un alivio tremendo. Y pensé que ya había visto mucho, no me esperaba para nada lo que continuaba en la segunda parte. En la segunda parte asistimos al mismo infierno. Aparecen por primera vez las tropas nazis, y pues somos testigos una vez más de sus procedimientos y torturas, el trabajo de los “grupos de operaciones” (Einsatzgruppen, como eran llamados), que eran grupos de muerte, dedicados a exterminar todo a su paso. El trabajo de estos chicos era terrible, pero no tenían muchas opciones, e incluso vemos que uno de los soldados nazi, del grupo de operaciones se limpia una lágrima cuando están prendiendo fuego a una iglesia con todo un pueblo adentro. Esa escena es simplemente una maravilla. No vemos nada de lo que pasa adentro, pero sabemos y lo sentimos, sólo tenemos visión del rostro de nuestro protagonista, que ya está demacrado y envejecido, ese rostro refleja el horror puro. Yo sentí que envejecía junto con Flyora.

(por espacio en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alejandro
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