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España España · Madrid
Voto de citos:
5
Serie de TV. Terror. Drama Serie de TV (2018). 10 episodios. Un grupo de hermanos crece en lo que acaba convirtiéndose en la casa encantada más famosa del país. Ya como adultos, viéndose obligados a reunirse tras una tragedia, la familia tendrá que afrontar los fantasmas del pasado... Adaptación de la novela homónima de Shirley Jackson. (FILMAFFINITY)
31 de octubre de 2018
55 de 99 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una cosa queda clara cuando uno termina de ver “La maldición de Hill House”. Nos han dado gato por liebre. Esto no es terror, siquiera miedo, esto es un drama familiar de libro.

Realmente es meritoria la omnipresente publicidad que Netflix ha pagado para su nuevo “niño mimado”, en la que hemos contribuido los usuarios ávidos de producciones del género, cayendo en sus redes y creando un hype intenso que sin embargo y decepcionantemente, el producto final no lo merece (oh, sorpresa!) . Todos hemos visto noticias de dudosa credibilidad sobre gente anónima que ha sufrido mareos o ha tenido vómitos en su visionado o que los actores han quedado traumatizados tras su rodaje. Ni siquiera han sido originales en sus artificios propagandístico…. Cualquier cosa vale para crear expectación en el público. Una absoluta exageración expuesta en los medios, pagada generosamente por la productora. Parece que esa publicidad funciona, porque para la gente esto supone un reto, nos llama la atención, es el efecto “casa del terror” en el Parque de Atracciones: deseamos entrar aunque sepamos que va a ser una experiencia angustiosa. Y es que disfrutamos pasándolo mal, como si no fuera suficiente con leer las noticias a diario, que eso sí que es para ponerse a llorar.

El concepto inicial de esta serie de Mike Flanagan no aporta nada nuevo, sólo que han desordenado la secuenciación de los hechos. Tenemos una enorme mansión encantada donde se mudan el matrimonio Crain junto a sus cinco hijos de corta edad. La felicidad les embarga el primer día, los niños se pelean por elegir habitación, los padres sonríen ante la escena… nada nuevo bajo el sol.
Pronto nos encontramos con los “nada recurrentes” efectos del género: Puertas que no se abren, sótanos intransitados, fuertes golpes en las paredes, presencias fantasmagóricas de aspecto atroz que se aparecen mientras duermen, bichos que salen de la boca de los muertos… todo muy original como podréis imaginar.

No podemos pasar por alto que, tal y como indicaba al principio, aún con los sustos de catálogo del género que aquí se exponen, esta serie a fin de cuentas es sobre todo un culebrón familiar, con personajes que luchan contra sus monstruos internos (que se representan también externamente, donde cada uno ve el suyo propio). Un drama que podría haber encajado perfectamente entre los que las cadenas públicas emiten los fines de semana, pero al que han añadido una factura intachable a nivel técnico, con una fotografía y ambientación sobresaliente y un guión con más enjundia de la habitual. Sobresaliente ese capítulo 6 con el ya laureado plano secuencia de veinte minutos.

Los amantes del género no verán saciada su dosis de terror porque aquí aparece con cuentagotas. Sobre todo, tenemos mucho diálogo, que por supuesto es necesario para darle credibilidad y empaque a la obra, presentado en discursos reveladores que sus protagonistas, donde cada uno tiene dedicado un episodio, van desarrollando con lentitud exasperante entre frase y frase provocando en más de una ocasión el bostezo y la irremediable cabezada. ¿Era necesario conocer tan al detalle, y por partes, la evolución de cada personaje? No, no lo es, sobre todo cuando no todos los personajes despiertan el mismo interés en el espectador. En este punto, destacar la interpretación de Elizabeth Reaser, en su papel de Shirley, la hermana mayor “perfecta” y de la guapísima Kate Siegel como la más visceral de la familia, Theodora. Ambas se comen la pantalla. Sin embargo, otros personajes como el de Luke o la madre, se hacen más prescindibles y aburridos en el espectro global, siendo sus capítulos los más soporíferos y los que más "paja" tienen en toda la serie. El resto del elenco cumple sin más.

No sólo hay clichés en su formulario genérico de terror, también los hay en su concepción dramática. Personajes que han tenido una infancia traumática tras su paso por esa maligna casa y que debido a un acontecimiento trágico sucedido en su etapa adulta, empiezan a hacer terapia entre ellos para dar respuesta a las preguntas que nunca antes se han atrevido a formular.
Esto es muy evidente en el capítulo 8, donde la mayor parte transcurre en el interior de coches y las interminables conversaciones se suceden, pero en el momento en que empiezan a crisparse, aparece alguien para recordarles que no pueden seguir con esa actitud.

Así que una vez resuelto todo el embrollo en el último capítulo, al que llegas cansado, con ganas de que termine y con pocas expectativas de que la traca final cambie tu parecer de “menudo rollo me he tragado”, uno confirma esa sensación decepcionante, porque no hacía falta alargar esto hasta la extenuación y porque en una historia coral, es hartamente complicado hacer que todos los personajes salgan airosos. Se podía haber contado más con mucho menos. Quizás si el concepto hubiera sido diferente, como por ejemplo, centrar la atención en los papeles más relevantes, que más tengan que decir y por supuesto dejar de lado el dramatismo protagonista e innecesario que impregna toda la obra, para otorgar a la historia un empaque más dirigido al terror, probablemente habría ganado más puntos.

A mí me ha resultado mucho más terrorífica la serie de “Heridas abiertas”, pero claro, cada uno se impresiona con lo que quiere.
citos
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