Lamentable debut del talentoso James Cameron que renegó de este título chusco y malo donde los haya. Se trata de la secuela de Piraña dirigida por Joe Dante tres años antes y que a su lado parece una obra maestra. Con algunos medios más, la película mejora en algo los efectos especiales pero resulta un completo fracaso por culpa de un guión infame que hace más malos a los actores de lo que ya lo son de por si. Ya el título anticipa el disparate de lo que vamos a contemplar que incluye diálogos risibles, varios desnudos, escenas grotescas y una torpe dirección que hacen de este film una de las peores secuelas que se recuerdan.