Desde el amanecer de los tiempos, siempre se ha dicho que todo lo que empieza bien o muy bien suele degradar conforme van pasando los años. Esto se debe o a que ahora hay una pereza del copón por buscar ideas creativas, o simplemente porque las ideas más originales ya han sido usadas. Hago mención a esto porque pocas veces he visto secuelas que superen a su antecesora. Saw (I) tenía una trama perfecta. James Wan había preparado una cinta espectacular. Luego llegó Bousman. Darren Lynn Bousman. Intentó superar a 'Saw' con su bien realizada 'Saw II'. Pero hasta el propio Darren sabía que eso era imposible. Aún así, Lynn siguió. Llegó la tercera parte de la saga gore más famosa de todos los tiempos. Y mucho peor que 'Saw II' y, por supuesto, a doce millones quinientos mil novecientos cincuenta y cuatro años luz de la primera parte. Y cuando intento darle a Bousman la última oportunidad (la última oportunidad, simplemente porque había visto que en 'Saw V' iba a ser reemplazado por David Hackl), va y me enseña una decepción del tamaño de Rusia y China juntos, unidos a los EEUU y Canadá, que son bien grandes (¡qué cultura!, pensaréis algunos (pocos)). 'Saw IV'=horrorosa. Darren, me caíste bien con 'Saw II'. No llegabas a la altura de Wan, pero al menos habías hecho algo mejor que George Lucas con 'Star Wars. Episode II: Attack of the clones'. Darren, pensaba que había algo especial entre nosotros. Darren, la has pifiado.