Cuando era adolescente vi esta película en el cine en programa doble, The Warriors y The Wanderers, y tengo que reconocer que me encantó. De ahí el chasco que me he llevado al verla ahora por segunda vez. Será que la edad te hace ser más exigente y más crítico con las cosas, no sé.

Al principio impresionan las escenas de las calles de la ciudad tomadas por cientos de personas. Hasta que abren la boca.

El guión es de lo más simple. Los diálogos, penosos. Las pandillas y sus disfraces son de risa. La supuesta historia de amor está cogida con alfileres.

Me pregunto qué lleva a la gente a querer formar parte de una banda de estas características. ¿La necesidad de identificarse con un grupo? ¿El aburrimiento? ¿La estupidez?

The Warriors intentan salvar el pellejo después de que les acusen injustamente del asesinato de un líder y, a partir de ahí, la película es una sucesión de correteos arriba y abajo y mamporros a diestro y siniestro en diversos escenarios.

Por intentar salvar algo, al menos las chicas no son damiselas en apuros. De hecho, acojonan a los pandilleros en varias escenas sin demasiado esfuerzo.

Supongo que a quien le guste el cine de acción y de peleas y persecuciones estará en su salsa viendo esta película. Para los que no, está muy sobrevalorada y aguanta mal el paso del tiempo.

Voy a ver si encuentro The Wanderers...