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Voto de clapton:
3
6.6
16,182
Drama
Historia de una ninfómana contada por ella misma. Una fría noche invernal, un viejo solterón (Stellan Skarsgård) encuentra en un callejón a una joven (Charlotte Gainsbourg) herida y casi inconsciente. Después de recogerla y cuidarla, siente curiosidad por saber cómo pudo haber llegado a semejante situación; escucha atentamente el relato que ella hace de su vida, una vida llena de conflictos y turbias relaciones. Para su estreno ... [+]
27 de febrero de 2014
57 de 78 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bien, si la primera parte trataba un tema universal como puede ser una pulsión sexual más o menos incontrolada, aunque ya enfocada desde la óptica sesgada de una enferma psiquiátrica, en la segunda parte la enfermedad se agudiza y ya cualquier empatía con el personaje se hace imposible, por lo que el interés decae minuto a minuto en forma inversamente proporcional a los desvaríos de la protagonista. Que además carece absolutamente de atractivo sexual, a diferencia de la actriz protagonista de la primera parte.
Desde luego no es erotismo lo que pretende mostrar el director en esta obra. Precisamente es obvio que el concepto de seducción no aparece en toda la película. Aquí se trata tan solo de sexo puro y duro, deliberadamente mostrado en forma grotesca, patética y miserable, enfocado en la genitalidad, el furor clitoridiano y por supuesto el desequilibrio mental.
Desde luego no es erotismo lo que pretende mostrar el director en esta obra. Precisamente es obvio que el concepto de seducción no aparece en toda la película. Aquí se trata tan solo de sexo puro y duro, deliberadamente mostrado en forma grotesca, patética y miserable, enfocado en la genitalidad, el furor clitoridiano y por supuesto el desequilibrio mental.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La derivación hacia el sadomaso también es enfocada de la forma más grotesca posible, ambientado en una especie de sala cutre de hospital. Las prácticas descritas nos sorprenderán más o menos, dependiendo del bagaje de conocimientos de cada cual sobre estos temas, pero en el fondo lo contemplaremos desde la distancia, indiferentes como el que contempla las evoluciones de un insecto en un terrario.
La parte final es una última vuelta de tuerca a un guión que acelera su carrera hacia el precipicio del absurdo. Cansado de hablar de adicción a sexo, el director adereza este pastiche con un un giro medio policiaco, armas y extorsión por medio. Una absurda extorsión semi sexual / semi violenta, una escena inverosímil en la que un tipo atado a una silla por un par de matones tiene una erección con la simple sugestión del relato sexual que le hace la pirada que le está exigiendo el pago de una deuda. Para rematar la escena, se nos obsequia con un repugnante y demagógico intento de comprensión hacia los sufrimientos de los pobrecitos pederastas que reprimen sus instintos, a los que habria que dar una medalla, dice, vaya, entonces repartamos medallas también a todo hijo de vecino que tiene una relación de pareja y reprime el instinto de tirarse a la vecina del quinto que está para mojar pan, por decir algo.
Y terminamos ya la caída al precipicio del absurdo con una pueril escena de celos con pistolita por enmedio y referencias a las pelis de James Bond que no sé a qué coño vienen en esta historia.
Estuve mirando el reloj desde el minuto 50 más o menos. La carne trémula y enrojecida no me dice nada en este contexto. La sonrisa vertical está inventada hace muchos años. Las disquisiciones sobre historia religiosa me la traen al pairo.
Lo siento, Lars, pero no me has aportado nada.
La parte final es una última vuelta de tuerca a un guión que acelera su carrera hacia el precipicio del absurdo. Cansado de hablar de adicción a sexo, el director adereza este pastiche con un un giro medio policiaco, armas y extorsión por medio. Una absurda extorsión semi sexual / semi violenta, una escena inverosímil en la que un tipo atado a una silla por un par de matones tiene una erección con la simple sugestión del relato sexual que le hace la pirada que le está exigiendo el pago de una deuda. Para rematar la escena, se nos obsequia con un repugnante y demagógico intento de comprensión hacia los sufrimientos de los pobrecitos pederastas que reprimen sus instintos, a los que habria que dar una medalla, dice, vaya, entonces repartamos medallas también a todo hijo de vecino que tiene una relación de pareja y reprime el instinto de tirarse a la vecina del quinto que está para mojar pan, por decir algo.
Y terminamos ya la caída al precipicio del absurdo con una pueril escena de celos con pistolita por enmedio y referencias a las pelis de James Bond que no sé a qué coño vienen en esta historia.
Estuve mirando el reloj desde el minuto 50 más o menos. La carne trémula y enrojecida no me dice nada en este contexto. La sonrisa vertical está inventada hace muchos años. Las disquisiciones sobre historia religiosa me la traen al pairo.
Lo siento, Lars, pero no me has aportado nada.