No. Esta vez no cuela. Como otras veces que has abordado el tema del crimen, va a ser que esto no es lo tuyo, Woody.
Sí, salvaste con nota “Delitos y faltas”, “El sueño de Casandra” y “Match Point”. Pero la cagaste en “Misterioso asesinato en Manhattan”, en “La maldición del escorpión de Jade”, en “Scoop” y, desde luego en este último subproducto de senectud.
No hay guión, no hay dirección, no hay ritmo, no hay intérpretes, no hay banda sonora, no hay nada. Tan sólo una pequeña idea en torno a la moral, disfrazada con un leve aderezo de 'aprenda filosofía en tres lecciones', una pretenciosa pose existencialista que no convence de puro aburrimiento, un personaje ya cansino en su representación de la amargura y la depresión. Un planteamiento de la seducción por el intelecto sencillamente burda, absurda, artificiosa, mal resuelta y repetida hasta la saciedad en docenas de tus peliculas. Unos personajes esquemáticos sin ninguna profundidad, aunque se nos repita hasta la náusea de que se trata de almas retorcidas sumidas en la desolación del vacío existencial. Pura palabrería alleniana simple, monótona, poco trabajada. Un trabajo filmado tan a desgana, diríase guiado por la ley del mínimo esfuerzo, que recurre de nuevo, como ya hizo tristemente en “Vicky, Cristina, Barcelona”, a la voz del narrador para que nos explique bien masticado lo que no se molesta en explicar con lenguaje cinematográfico.

Una chapuza, Woody, y te lo dice un fan incondicional. Ya sé que a estas alturas te crees que cualquier idea mediocre y regurgitada te sirve para resolver el dilema de qué película hacer el próximo año, pero creo que nos merecemos algo un poquito más trabajado. Háztelo mirar.