Me sorprendió en su primera hora por su acertado ritmo, por el desmelene violento llevado con un mínimo de criterio. Pero a partir del momento crucifixión todo se convierte en un cristo y volvemos a la cruda realidad: Robert Rodríguez es pura bazofia. Me temo que la parte inicial de ‘Machete’ sea obra de su ayudante, el tal Maniquis. No encuentro otra explicación. Le daría un 7 a los primeros 60 minutos, y un -5 al resto, total: un 2.

Lo que más me ha impactado ha sido la audacia estética de la propuesta. A saber:

-El estilazo de Trejo que, ignoro por qué motivo, se vale de una variada gama de armas blancas y de fuego cuando cuenta con dos elementos demoledores: uno, alzar el sobaco, cuya fragancia es mucho más letal que el gas sarín; y dos, arrancarse un pelo y lanzarlo cual cuchillo, ya que, entre la mierda que tiene y la impenetrable capa de grasa que lo recubre, se convierte en un imbatible proyectil que combina dureza, flexibilidad, septicemia garantizada y precio asequible. No quiero ni imaginar cómo andará por los bajos.

-El look de Seagal, cuya calva repoblada con seis capas de pelo de rata compactada con súper glue, es el complemento ideal para esas gafas redondas color teja que, embutidas a presión en su oceánica cara de pan, hacen que uno se giñe trancas abajo nada más verlo. Si bien, más impactante aún es la camisola que luce el amigo que, tal vez tratando de disimular el tripón cervecero, constreñido bajo un par fajas de titanio, hace que el mismísimo Kim Il Sung parezca la última creación del más atrevido diseño de Gaultier. Las katanas con cachas de gomaespuma, a juego.

-El disfraz de chicano que le endilgan a De Niro, que pasaba por allí, así como el uniforme de patrullero chungo que luce Don Johnson, cuatro tallas más grandes que la suya. Aunque, claro, al lado de los dos anteriores parecen un par de dandys. Tampoco tienen desperdicio los hábitos de Lohan, los cueros de Rodríguez y Alba, o las batitas de las enfermeras. Al menos las féminas pueden ofrecer un buen chasis, porque los otros...

Y, por Dios, que alguien le diga a Machete que se baje de esa chopper y se compre un motocultor; va mucho más con su estilo y se evitará una dolorosísima tendinitis en los hombros. Eso, sin entrar en lo que la postura le va tirando de los huevos. Pero bueno, como él mismo dice, es ya un mito y volverá. Por mí puede irse a la mierda.