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España España · Abroad (de momento)
Voto de Shinboneniná:
3
Thriller. Intriga El profesor de simbología religiosa Robert Langdon, absorto en la investigación de una antigua secta satánica, la de los "Illuminati", busca el arma más mortífera de la humanidad (antimateria), que algunos miembros de esta secta han introducido en el Vaticano. Langdon y una científica italiana se lanzan a una carrera contrarreloj para evitar el desastre. Tras "El código da Vinci", Tom Hanks vuelve a interpretar al profesor Langdon. (FILMAFFINITY) [+]
28 de mayo de 2009
56 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estos son los protagonistas en torno a los cuales gira la absurda trama que los Illuminati han desatado, supuestamente, contra la curia romana y que siembra la ciudad eterna de cadáveres, en plan “Seven”:

Un camarlengo treintañero y avezado piloto. Para ser camarlengo hay que ser cardenal (su media de edad es de unos 132 años), pero es que los nuevos curas toman hostias con omega 3.

Un experto de talla mundial en simbología religiosa, que sin embargo ignora que el “Éxtasis de santa Teresa”, una de las obras cumbres de la escultura de todos los tiempos, está en la capilla Cornaro. La cosa es más sencilla de entender si reparamos en que el susodicho no es otro que Forest Hanks.

Una bisoña científica que posee el secreto de la antimateria. Lo tiene en un frasquito.

Para que la cosa parezca algo serio, se hace referencia al enfrentamiento entre ciencia y religión. Tomás de Aquino se retuerce en su tumba, Weishaupt se descojona, y la guardia suiza se hace la sueca.

La cosa es más entretenida que el “Coñazo da Vinci”, pero no pasa de ser un episodio doble de “Se ha escrito un crimen”, sin miss Fletcher, y con presupuesto disparatado. Aunque supongo que lo gordo se lo habrán llevado Hanks, Howard y el propio Brown, porque la verdad es que la tan cacareada espectacularidad que celebran algunos foreros yo no la he visto por ningún lado. De hecho, todo es tan oscuro y está rodado con tan poco talento, que no se ve nada que no sean los fogonazos de los disparos en la tiniebla. Más delito tiene aún que Roma luzca menos que mi pueblo, que tiene 44 habitantes. Y no me vale el argumento del veto vaticano, que la mayoría de edificios que salen están fuera de los dominios papales. Id a Roma, tontos, que es mu monita.

No sé cómo estará el libro, pues ya cometí el error de leer el primer bodrio de Brown y no voy a volver a picar. Si te la tomas como entretenimiento dominguero puede resultar llevadera; lo que no entiendo es que la gente se tome en serio la trama y la supuesta crítica que hace de la Iglesia católica. Eso sí, si Ratzinger y su pandilla ven algún tipo de amenaza en bobadas como ésta, es que el negocio eclesiástico está todavía peor de lo que parece.
Shinboneniná
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