Como dice el refrán, a la tercera ha ido la vencida. Después de tres intentos, he conseguido acabar de verla. Y lo cierto es que la cosa tiene buenos ingredientes: un blanco y negro espléndido; unos actores, en especial su protagonista, que están a la altura; una historia en principio atrayente, la trágica biografía de una talentosa y prometedora rock star; buena banda sonora…

Pero me he aburrido, sus dos horas me han parecido interminables y, pese a lo enumerado anteriormente, no he conectado con la historia. Me ha parecido una película correcta, a priori interesante, aunque académica, anodina y sin alma. Pero vamos, que he podido tener un mal día. Unos malos tres días.

I’m sorry, Ian.