Es una fantasmada. Pero una fantasmada con gracia, con estilo, hasta con algo de glamour. Comienza bastante mejor que acaba, porque el traumático (y a ratos cómico) paso de pringado oficinista a súper asesino que experimenta el protagonista tiene momentos más inspirados que la segunda mitad, mucho más previsible. Pero, en conjunto, resulta una peli de lo más entretenido. Muy bien hecha, además, si bien eso se daba por descontado.

Mucha acción, música cañera, tiroteos imposibles, acrobacias rayanas en la payasada y solidez argumental más bien inexistente. Pero no esperaba otra cosa. Si nos metemos en el juego que plantea, cumple de sobras. Eso sí, el que espere una peli a lo “Jungla de cristal”, ya puede cambiar rápido de chip, porque de lo contrario le entrarán ganas de pegarse un tiro, con o sin efecto. Eso de que el destino está en los tejidos es una tontería tan enorme… pero m’ha impactao.