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España España · Abroad (de momento)
Voto de Shinboneniná:
3
Ciencia ficción. Aventuras. Bélico. Acción. Fantástico. Romance Año 2154. Jake Sully (Sam Worthington), un ex-marine condenado a vivir en una silla de ruedas, sigue siendo, a pesar de ello, un auténtico guerrero. Precisamente por ello ha sido designado para ir a Pandora, donde algunas empresas están extrayendo un mineral extraño que podría resolver la crisis energética de la Tierra. Para contrarrestar la toxicidad de la atmósfera de Pandora, se ha creado el programa Avatar, gracias al cual los seres ... [+]
7 de febrero de 2010
20 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un marine en silla de ruedas…mmm. Bueno, su arma es su cerebro, pero tampoco viene mal para que el público empatice con un disminuido.

Soldados con encefalograma plano cuyo único objetivo es hacerse con un preciado mineral, aun a costa de Pandora, planeta diseñado por Greenpeace, esa multimillonaria multinacional de la que hasta sus fundadores salieron huyendo.

Por supuesto, el oficial jefe es un hijo de perra sin sentimientos, un facha de mierda con cerebro de mosquito.

También está la científica rarita, con pinta de enrollada, la tía Sigourney.

A los diez minutos, ya tengo la sensación de que esto lo he visto en mejor: en ‘Bailando con lobos’, en ‘La selva esmeralda’ en ‘Los últimos días del edén’, en ‘Un hombre llamado caballo’, hasta en ‘El planeta de los simios’ o en ‘El último samurai’. Y con actores de verdad.

Desde luego, Pandora es hostil. En 2 minutos, al avatar protagonista le atacan todos los depredadores de la galaxia. Demasiados por m2 para que el entorno sea sostenible, pero en una peli da mucha emoción. La naturaleza no es tan placentera, amigos.

Los aborígenes, espigados, azules y aficionados al bodyart, son lugareños 2.0, con monturas plug and play (de la escuela del Dípilon); una suerte de midiclorianos hippies con sex appeal. Incluso cuando matan a un animal, rezan para que su espíritu se funda con Eywa. Hay amores que matan.

Ahora sí, qué mala es la tecnología. Paradójicamente, sin ella no existiría ‘Avatar’; ni el mundo tal como lo conocemos. La cuestión es: ¿estaríamos dispuestos a renunciar a nuestro nivel de bienestar para conservar virgen este planeta u otro? Por los ecologistas militantes que conozco, me temo que ellos serían los menos dispuestos a hacer sacrificios al respecto. Dime de qué presumes…

Consideraciones ideológicas al margen, la película es aburridísima, el argumento parece diseñado para un capítulo de ‘Kalimero’, aquel pollito fascistoide de mi niñez, y las frases fruto de un jardín de infancia. De hecho, una de las mejores es la del combate final: -Ven con papá.

Dicen las malas lenguas que cuando le preguntaron por el argumento a Cameron, se limitó a responder: -Bueno, luego yo ya, si eso yo ya, luego ya…

No se puede negar que los efectos especiales están logrados. Solo faltaría, con semejante presupuesto.
Shinboneniná
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