Haz click aquí para copiar la URL
España España · Abroad (de momento)
Voto de Shinboneniná:
3
Aventuras. Acción 1935. Shanghai. El intrépido arqueólogo Indiana Jones, tras meterse en jaleos en un local nocturno, consigue escapar junto a una bella cantante y su joven acompañante. Tras un accidentado vuelo, los tres acaban en la India, donde intentarán ayudar a los habitantes de un pequeño poblado, cuyos niños han sido raptados. (FILMAFFINITY)
7 de octubre de 2010
34 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
El arqueólogo más famoso de la historia de la humanidad se encuentra tomando una copichuela en el corazón de Shanghai, en pleno Club Obi Wan (no es coña), que está lleno de chinos que le empiezan a chinar, aunque no tanto como la cabaretera que ameniza las veladas, una histérica, gritona y gilipollas rubia que da vida a uno de los dos cánceres de la película. El otro es un chinito de diez años, sobrino de Jackie Chan o algo así, que se pasa media vida hablando como toro sentado, haciendo chistes malos y repartiendo patadas giratorias.

Total, que la cosa se enreda y el trío de marras acaba recalando en el exótico Chiquitistán, que en realidad es una franquicia de Isla Mágica. Alli, el puto amo es un anciano gurú de pelo blanco y pocas carnes. Aunque el tinglado es una tapadera: lo cierto es que se trata de otra franquicia, en esta ocasión de ‘Save the Children’, pero todos están encabronados porque una pandilla de fanáticos religiosos, en plan sij, se ha llevado a todas las criaturas para hacerlas trabajar en una mina, con pico, pero sin barrena. Así que el señor Jones y sus dos forúnculos se ofrecen para rescatarlos. Facilita bastante la misión que la principal afición de los malvados explotadores es asar manteca.

Y he aquí otro de los golpes maestros de la película: lo que de verdad mueve al del látigo y el sombrero es hacerse con unas enormes piedras con tres rayas que, por cierto, son las que se debió de fumar Spielberg antes, durante y después de este despropósito que se mueve entre la aventura patética, la acción infantil y la olgofrenia exótica. Puedo imaginar que estar liado con la protagonista femenina pudo influir en que el cerebro del director sufriera memez pasajera. También cabe mencionar la cargante fanfarria de Williams, remedo del cacareo de la gallina Turuleta, en el momento del aborto.

Lo peor de SS.
Shinboneniná
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow