Exceptuando los partidos del Barça y algún que otro documental, la verdad es que no soy un tipo que vea demasiada tele. Entre otras cosas porque mis horarios me impiden ver los escasísimos programas y series de calidad que emiten las cadenas a las que tengo acceso y -como comprenderéis- en lugar de tragarme cualquier bazofia porque sí, prefiero -francamente- destinar mi exiguo tiempo libre a otros menesteres.

Aún así, tengo entendido que en estos últimos años han aparecido series de solvencia contrastada. Series como, por ejemplo, “Los Soprano”, “Deadwood” o “The wire”. Y aunque -lamentablemente- no he podido seguir ninguna de ellas, algo me hace sospechar que “Riget” (de la que tan sólo he visto un episodio) merecería estar -por motivos obvios- en ese selecto grupo.

Las razones en las que me baso las han expuesto ya otros usuarios con más que suficiente convicción. Permitidme, sin embargo, que reincida en ellas. Aunque sólo sea para corroborarlas. Aunque sólo sea para subrayar, enfatizar y amplificar lo que estos colegas han expresado previamente.

Porque sí, efectivamente “Riget” tiene toda la pinta de ser una gran serie. Fundamentalmente porque resignándose a respetar todos aquellos cánones y líneas maestras que la televisión suele imponer para que su producto sea lo más asequible y rentable posible, la serie de Von Trier consigue incorporar, además, muchas de las constantes cinematográficas que han hecho del danés uno de los mejores cineastas del panorama actual. Constantes que le aportan a la serie un plus de calidad y originalidad que la hacen diferente. Me refiero, obviamente, a su inconfundible impronta ‘dogmática’, a esa lograda fusión entre fantasía y realidad, a sus perfiladísimos personajes y a ese siniestro y mordaz sentido del humor que tan bien funciona en cualquier serie que se desarrolle en un entorno hospitalario.

Siete estrellitas, pues, para una serie que me ha constatado (en este primer acercamiento al menos) que, afortunadamente, la personalidad y el estilo propio de un autor no tiene porqué desvanecerse más allá de la gran pantalla. Chapeau, Lars. Genio y figura… hasta la sepultura.

(El spoiler no es tal. Es un simple comentario personal)