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Polonia Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
9
Drama Tony Montana es un emigrante cubano frío e implacable que se instala en Miami con el propósito de convertirse en un gángster importante, y poder así ganar dinero y posición. Con la colaboración de su amigo Manny Rivera inicia una fulgurante carrera delictiva, como traficante de cocaína, con el objetivo de acceder a la cúpula de una organización de narcos. (FILMAFFINITY)
2 de julio de 2008
93 de 105 usuarios han encontrado esta crítica útil
No he tenido aún oportunidad de ver la versión original, pero tengo la sensación que “Scarface. El precio del poder”, más que un rutinario remake, constituye un extraordinario homenaje a la peli protagonizada por Paul Muni. Al menos eso es lo que se desprende de la dedicatoria final con la que De Palma y Stone agasajan a Howard Hawks y Ben Hetch, sus respectivos predecesores.

Así pues, libre de cualquier tipo de prejuicio absurdo, me zambullí de lleno en esta dramática y violenta historia de mafiosos, paladeándola sin prisas. Degustando con fruición un ejercicio de cine negro absolutamente magistral.

Me gustaría subrayar, no obstante, que la polémica exhibición de violencia que impregna la peli de principio a fin ni resulta gratuita ni responde a ningún objetivo pretendidamente artificioso u efectista. Nada de eso. Cuentan incluso que Oliver Stone se mantuvo cierto tiempo inmerso en el sanguinario submundo del tráfico de coca en Sudamérica con el propósito de escribir un guión lo más verosímil posible. Tras esa durísima experiencia, aquel joven guionista no se sintió éticamente autorizado a plantear una historia de violencia ‘políticamente correcta’ y apostó por incrementar el nivel de ensañamiento en algunas secuencias. Su guión debía explicitar sin tapujos la crudeza y la irracionalidad de la mafia latinoamericana. Y a fé de Dios que entre Stone y De Palma consiguieron plasmarla. Al Pacino, por su parte, les cogió la onda enseguida y engendró con su peculiar estilo interpretativo al despiadado Tony Montana, un emigrante cubano cuya desmesurada ambición lo empujará a eliminar a cualquiera que se interponga en su particular escalada hacia la cima del crimen organizado.

Cierto es que el personaje de Pacino eclipsa al resto de protagonistas y que él solito se carga la peli a sus espaldas, pero es que Tony Montana es mucho Tony Montana. Pocas veces podremos ver en una pantalla de cine una sobreactuación tan acojonante como la del desquiciado, megalómano y mefistofélico Tony Montana. De todas maneras, “Scarface” no empieza y acaba en Tony Montana. La puesta en escena es espléndida y la música electrónica de Giorgio Moroder, fusilada hasta la saciedad, acentúa el clímax de tensión hasta límites insospechados.

Y, por si fuera poco, la última secuencia es visualmente soberbia. Bravo, Brian!.

Palabra de ‘empalmao’.
Taylor
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