Le acabo de cascar un siete y sigo teniendo la sensación de que no merece más de un seis. Pero, claro, cuando uno se tira toda la peli pensando “Mmm..., interesante. Un seis” y le plantan al final un desenlace tan a-co-jo-nan-te como el de “Arlington Road”, la verdad es que subirle un puntito más la nota no deja de ser -a mi juicio- un acto reflejo absolutamente irreprimible.

Tampoco quisiera entrar a debatir hasta qué punto un buen final es capaz de mejorar el cómputo global de una peli, pero creo que resulta evidente que culminar cualquier historia con brillantez y contundencia no tan sólo maquilla errores o carencias con incontestable habilidad sino que contribuye a dejar en el espectador un buen sabor de boca ¿no? Y si no que nos pregunten a los culés cómo nos quedó el cuerpo cuando, en los instantes finales de ese partido trabado y ramplón disputado en Stamford Bridge, Don Andrés Iniesta nos metió en la final de la Champions merced a un zapatazo glorioso, mítico, brutal...

Así pues, lo dicho: thriller eficaz y resultadista, con notables interpretaciones a cargo de los siempre solventes Bridge y Robbins, que gracias a su explosivo desenlace remata la faena de forma brillante.