No tengo nada negativo que decir de la película y sí muchas cosas buenas. Gran narración (es como ver un libro en la pantalla), gran fotografía (el trigo se mece suavemente en la brisa formando un todo con la mano de Brad, las copas de los árboles se agitan perezosas etc...), gran esfuerzo de documentación (el nivel de precisión por los detalles se vuelve enfermizo por momentos), buenas interpretaciones... Y sin embargo no creo que se me ocurra volver a ver esta película en mi vida.

Como reconstrucción histórica, es una película extraordinaria. No soy experto en Jesse James ni en la vida en el salvaje oeste, pero estoy seguro de que el director ha utilizado réplicas exactas de las armas, las casas y vestimenta de finales del XIX. Tampoco me extrañaría nada que el telegrama fuese el original (con la letra calcada de Bob Ford) o que hayan tenido la paciencia de esperar a rodar cada escena hasta que la climatología fuese exactamente la del día que intentaban recrear. Pero claro, lo mínimo que se le puede pedir a una película de dos horas y media largas cuyo único fin es contar las circunstancias de la muerte de J.James es que esté bien ambientada.

No hay mucho más fuera de esa gran ambientación. La vida en el salvaje oeste no era tan divertida como nos contaban los westerns de Sergio Leone o John Ford y eso es algo que queda reflejado bien en esta película (demasiado bien, para mi gusto). Seguramente, es imposible no terminar de verla sin la sensación de haber visto una gran película, pero creo que también es imposible no acabar con gritos mentales de "¡termina ya!".

Buena película, pero para westerns crepusculares, yo me sigo quedando con "Sin Perdón".