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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
3
Comedia Peter Highman (Robert Downey Jr.), un serio arquitecto que está a punto de ser padre, tendrá que cruzar todo Estados Unidos, desde Atlanta hasta Los Ángeles, para asistir al nacimiento de su primer hijo, pero también tendrá que soportar a un excéntrico compañero de viaje (Zach Galifianakis). (FILMAFFINITY)
14 de julio de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy de moda actualmente por su “Joker”, la trayectoria de Todd Phillips ha venido estando siempre íntimamente ligada al humor, ya sea como director, como guionista o como ambos. Suyas son “Escuela de Pringados”, aquella extraña adaptación de Starsky y Hutch con Ben Stiller y Owen Wilson o gran parte de la saga Resacón en las que, curiosamente, toca muy diferentes palos sin ser el típico tío encasillado en un único modelo cómico.

Es precisamente esa búsqueda de lo diferente, de no repetirse, de las pocas cosas que veo salvables en esta película. Aunque el planteamiento no es que sea lo nunca visto - meter a dos personajes diametralmente opuestos en un coche y obligarlos a convivir en un viaje de tres días por todo el país que les lleva conocer todo tipo de gente y vivir todo tipo de disparates-, “Salidos de cuentas” no se deja llevar hacia desmadres como los de resacón o hacia un humor blando como el de “Starsy y Hutch, la película”, sino que se plantea como una película más o menos seria en la que las personalidades dispares del reparto y las urgencias por llegar al destino generan conflictos internos y externos que se resuelven con una especie de humor negro que trata de provocar en el espectador risas nerviosas al ver que las cosas se tuercen para el protagonista por los comportamientos descerebrados de la gente que le rodea. La idea sería hacer sentir al espectador como probablemente se haya sentido en alguna ocasión cuando un amigo, o un familiar su pareja deciden perder el tiempo en el momento más inoportuno, generando alguna inconveniencia que, en el momento, puede generar algún sofoco pero luego, en retrospectiva, da pie a echar unas risas al rememorarlo en alguna reunión familiar.

El concepto tiene, para mí, un problema de base y es que se trata de un tipo de comedia con un mercado muy reducido. En el que yo no me incluyo. Yo creo en reirme cuando veo algo gracioso en el momento, no cuando me pasa algo que puede hacer que la gente se ría conmigo o de mí en el futuro. Además, supone renunciar al enorme potencial carismático de un Robert Downey Jr. en la cresta de la popularidad gracias a “Iron man”, renunciar a que genere humor y, en lugar de eso, reirme (hipotéticamente) al ver como se le tuercen las cosas. Pues para ese viaje no hacían falta esas alforjas. La cosa se agrava cuando el que le da la réplica y el origen de muchas de las cómicas desdichas es el indescriptible Zach Galifianakis, un cenizo cansino que encarna el antihumor y que vive encasillado en su papel de Resacón. Desde luego, si te hacen gracia él o el perfil interpretativo de Seth Rogen, la película puede ganar muchos enteros. Si no, es fácilmente aborrecible.

Al cabo de un rato, cuando está claro que la película no lleva a ninguna parte y la gracia ni está ni se la espera, el aburrimiento permite a la mente a analizar con cierta frialdad el producto y no diría que está mal hecho. A cierto nivel subconsciente se aprecian buenas intenciones y buena mano en aspectos individuales, que por falta de habilidad o por no haberlo pensado detenidamente, no funcionan en conjunto. Elementos con chispa que se han dejado sueltos porque alguien ha pensado erróneamente que no hacía falta conectarlos, que era evidente que son graciosos. Pues, en mi caso, ha resultado que no soy tan listo.
OsitoF
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