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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
5
Aventuras. Fantástico Versión de "El cascanueces". Todo lo que Clara quiere es una llave que abre una caja que contiene un regalo muy valioso de su madre fallecida. En la fiesta anual de los Drosselmeyer encuentra una pista que le lleva a la llave, pero ésta desaparece en un mundo paralelo. Allí Clara conocerá a un soldado llamado Phillip, a una banda de ratones y a los que rigen los Tres Reinos: la Tierra de los Copos de Nieve, la Tierra de las Flores y la ... [+]
15 de marzo de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de tantos remakes, digitalizaciones y segundas partes, tenía curiosidad por ver cómo encaraba Disney volver a hacer películas originales (o casi). El caso es que me he encontrado con una revolucionaria vuelta de tuerca al concepto de película para todos los públicos. Si generalmente se entiende que la idea es meter personajes de diferentes edades en tramas de complejidad diversa con chistes que encajen en diferentes segmentos de población, “El cascanueces y los cuatro reinos” propone una película en la que los niños tengan que ir acompañados de un adulto... que les explique las cosas.

Y es que la palabra que se me viene a la cabeza para describirla es extraña. O desconcertante, también. Puedo entender que la adaptación del libreto de Tchaikovsky requiera un poco de revisión para transformar un ballet en una obra teatro y de ahí llevarla al cine, con las oportunas licencias que ello conlleva. Es lógico que el proceso implique desarrollar diálogos y situaciones que escenifiquen en prosa lo que en la obra general es poesía con bailes y más bailes sobre tal o cual decorado. En ese sentido, todo lo que tiene que ver con ambientación, atrezzo o arte conceptual es espléndido, se aprecia la magia Disney por todas partes: paisajes y escenarios mágicos, evocadores y oníricos cuando tienen que serlo; oscuros y macabros cuando es necesario y suntuosamente majestuosos cuando toca. Además hay apropiadas referencias ambientales al mundo ruso que pueden pasar desapercibidas, pero son de apreciar y poner en valor como muestra de reconocimiento a la obra original. Iluminación, sonido, fotografía, coreografías, combinación de localizaciones reales y digitales, interacción de personajes de carne y hueso con CGI… todo está rodado con la milimétrica precisión que se espera de la casa.

El desconcierto tiene más que ver con el guion y las interpretacion. La primera parte de la película, la introducción de los personajes, está fuertemente vinculada con el libreto y es, sin duda, la parte más consistente. La familia Stahlbaum, Clara, padre y hermanos están definidos en todo su esplendor rococó y nos hacemos una idea clara de su situación y relaciones. También su asistencia a la fiesta de Drosselmeyer avanza a buen ritmo y sirve de introducción al salto de Clara desde del mundo real al mundo de las hadas. Aquí es donde la obra original se mete en un mundo de fantasía donde el rigor desaparece y todo lo que sucede es por el bien del espectáculo, sin demasiado orden ni concierto, cualquier cosa puede pasar si conviene al espectáculo de danza y donde la adaptación ha de empezar a tomar sus propias decisiones ¿Priorizar la componente aventura? ¿la de misterio? ¿un enfoque cómico?

La elección final es complicada de describir, señal de que la película no tiene claro su rumbo. Con mucha confusión, se nos habla de una guerra de reinos y de unas intrigas entre los regentes de dichos reinos, pero la resolución de dicha guerra es extremadamente sencilla, lenta y arrítmica, sin ninguna clase de clímax. Con poca aventura, menos acción y apenas interacción con los miembros del mundo mágico, Clara finiquita los asuntos y colorín colorado. Más inexplicables son las interpretaciones. La niña Clara está toda la película con el ceño fruncido pensando en sus cosa; Keira Knightley añade toques de salidorra a su papel de hada que están fuera de lugar, igual que las continuas miradas aviesas de Helen Mirren que no parece tener claro si su papel es de bueno o de malo; el cascanueces hace lo que puede con un papel imposible y, en medio de tanto batiburrillo, sólo el ratón digital tiene algo de chispa.

Es muy fácil terminar la película y no encontrar palabras para explicar lo que has visto ni las sensaciones que te ha provocado. En lo visual es todo un espectáculo, pero de contenido anda muy, muy justa. Le falta la gracia y la aventura que se espera en una producción Disney y no tiene la excusa de tener que respetar el ballet original, porque toma lo que le conviene e inventa el resto.Y también es poco entendible que se desaproveche la base musical que supone la inmortal obra de Tchaikovsky, ya que sólo ocasionales compases sueltos evocan los momentos más conocidos, casi por compromiso. No sé. ¿Será que Disney ha perdido el toque para la innovación?
OsitoF
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