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España España · Barcelona
Voto de Eduardo:
6
Drama Elecciones estadounidenses de 2004. Inmerso el país en la guerra contra Iraq y Afganistán, todo parece indicar que George W. Bush será reelegido presidente de los Estados Unidos. La productora de noticias de la CBS Mary Mapes (Cate Blanchett) y su socio, el presentador Dan Rather (Robert Redford), descubren una historia que podría cambiar el curso de las elecciones: Bush había utilizado todo tipo de influencias para evitar ir a la ... [+]
9 de enero de 2018
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En la estela de Todos los hombres del presidente, el debutante James Vanderbilt pone en escena un episodio poco conocido en nuestros lares sobre las elecciones que George W. Bush ganó a John Kerry haciendo trampas..., presuntamente. Se trataba de demostrar que Bush utilizó sus influencias para no ir a Vietnam. Todo derivó en una caza de brujas contra los periodistas que investigaban, el despido de éstos y de sus equipos. Lo importante era salvar la cabeza del que sería de nuevo presidente de Estados Unidos.
Una historia así, enseña de liberales, no gustó en Estados Unidos y se estrelló en taquilla. En España nos quedaba lejos. Sólo podía interesar a gente que sigue de cerca la política estadounidense, y ni siquiera. Por supuesto, se trata de una loa a los orgullosos profesionales que, ideologías aparte, intentan que brille la verdad en todo momento. Un asunto peligroso, como es de suponer. Por eso, tras el discurso de despedida de Dan Rather (Redford), la cámara se acerca en un primer plano a la cabeza ladeada del gran héroe americano, doble homenaje, al periodista intrépido que sacrificó su carrera por descubrir la verdad, y al actor emblemático del liberalismo made in USA que, a sus ochenta años sigue al pie del cañón sin renunciar a sus ideas. Cate Blanchett, en otra interpretación magnética, se coloca a la altura del divo y encarna a Mary Mapes con autoridad y carisma. El resto del reparto no desmerece, incluidos un recuperado Dennis Quaid y un avejentado Stacy Keach.
En suma, una película decente que cuenta su historia sin estridencias ni ondear de banderas.
Eduardo
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