8 de febrero de 2012
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
John Malkovich es un excelente actor, aunque proclive al histrionismo, el típico robaescenas que siempre deja en segundo plano al protagonista. Para su debut detrás de la cámara ha escogido una historia que, en principio, y en final, me ha dejado perplejo, sobre todo por estar ambientada en Sudamérica y, sin la menor duda, inspirada en el líder de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán (aunque también podría ser Carlos). Bardem está inspirado en su papel de policía honrado (¿y eso qué es, señor Fernández Díaz?), enamorado de la profesora de ballet de su hija, que a la postre no resultará ser lo que parece. Ocurre que el guión de Nicholas Shakespeare, basado en su novela, es bastante confuso y no acaba de perfilar bien a los personajes (el de Botto es bastante borde, por ejemplo, y no está bien servido por el actor). Lo que habría podido ser un buen thriller político, al estilo de Estado de sitio, homenajeada directamente en la cinta, se diluye en un conjunto de escenas misteriosas, algunas mejor resueltas que otras, pero la salsa no acaba de cuajar. Otra vez será, John.
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