La enésima reencarnación del western no pasará a la historia del género. Sempiterna historia del coronel sudista que persigue obsesivamente al capitán del Norte que provocó la muerte de su mujer y sus hijos, la primera parte se beneficia de los inmensos espacios naturales de las montañas nevadas, las llanuras y los bosques, en que los personajes se achican, engullidos por el paisaje envolvente, y de la interpretación de los dos protagonistas (no deja de tener su gracia que ambos sean irlandeses) y los sólidos secundarios. Ahora bien, en el último tercio de la cinta algo debió pasar a los guionistas, tal vez una sesión de peyote descontrolada o unas enérgicas tomas de polvillo blanco, porque el libreto se les va de las manos, primero con el indio que vigila un minúsculo charquito de agua, y después la grotesca aparición de Anjelica Huston que... Mejor callar. Teniendo en cuenta que son 113 minutos, sólo puede recomendarse a fanáticos del western (entre los cuales me cuento) y completistas.