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España España · Barcelona
Voto de Eduardo:
7
Intriga. Thriller. Drama La ciudad de Nueva York se ve invadida por una gran ola de calor, mientras se ve sacudida por los crímenes de un asesino en serie al que la prensa amarilla ha bautizado como "El hijo de Sam". Cuando un jefe mafioso ofrece una recompensa por su captura, unos vecinos del Bronx que están convencidos de que el asesino es de su barrio, hacen una lista de los sospechosos (FILMAFFINITY)
30 de noviembre de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante el verano de 1977, con Nueva York presa de una ola de calor sin precedentes que enloquecía al personal, un asesino en serie que se autodenominaba El Hijo de Sam se dedicó a exterminar a parejas que hacían cochinadas en sus coches. La película sigue las andanzas de una pandilla de tarados italianos en el barrio del Bronx, que se proponen atrapar al criminal para devolver la tranquilidad a las calles (cualquiera de ellos es mucho más inquietante que el desquiciado asesino, porque no tienen nada en la cabeza). Cuando se produce el famoso apagón que duró un día y dio pie a toda clase de saqueos y disturbios, los ánimos se encrespan y un inocente (el siempre nefasto Adrien Brody) pagará las consecuencias. La película sigue las peripecias de la pareja formada por Vinny y Dionna, tan insufrible él (John Leguizamo, que con esa cara de sudamericano no da el pego de italiano ni de lejos) como adorablemente tonta ella (encantadora Mira Sorvino). Estamos ante una película coral en la que Spike Lee manifiesta una vez más su querencia por Nueva York (aunque a veces me pregunto cuánto hay de odio en su fijación por la ciudad), una Nueva York muy diferente de la de Woody Allen, toda glamour, intelectualidad y elegantes neurosis. Con Spike Lee el protagonismo se cede a las clases más desfavorecidas, y por ende más cutres, y a los barrios marginales, donde yo, al menos, no me arriesgaría a entrar ni de día. Música disco y éxitos del momento salpican la banda sonora de Terence Blanchard, y el montaje es lo bastante frenético como para no apartar la vista de la pantalla en ningún momento. Aun siendo irregular, es de esas películas que te dejan reflexionando después de su visionado, sobre todo porque no puedes quitarte de la cabeza el peinado punk de Adrien Brody y lo mal que le queda, una imagen que ya me acompañará para siempre en mis pesadillas.
Eduardo
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