Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Voto de Charles:
5
Terror. Thriller. Intriga Jane (Pamela Franklin) y Cathy (Michele Dotrice) son dos jóvenes inglesas recorren en bicicleta la Francia rural. Cuando se detienen a descansar al lado de la carretera, Cathy decide tomar un baño de sol, discuten y Jane continúa el viaje sola. Poco después, reconsidera su decisión y regresa al punto donde dejó a Cathy, pero no la encuentra. Inquieta por la constante presencia de un motociclista, pide ayuda a un policía local (John ... [+]
8 de junio de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante unos buenos minutos, la historia consigue engañarnos.
A la estampa de un perfecto paisaje campestre en pleno verano se junta la de dos jóvenes en bicicleta, que una agradable melodía nos anuncia que están disfrutando de sus vacaciones.
Nada es capaz de turbar la sensación de que todo esto es la representación de la pura felicidad.

Y 'De Repente, la Oscuridad'.
Esta no era una historia feliz. O quizá si lo era, hasta que las turistas tiraron por el camino equivocado. O podría haberlo sido, si hubieran actuado de otra manera.
Jane y Cathy van por la campiña francesa por disfrute, hasta que el elemento extraño aparece, encarnado en la figura de un hombre con traje y gafas de sol, que mancha con su misterioso descaro el que estaba siendo el día perfecto. La canción del principio hace mucho que se ha apagado, y solo quedan puntualizaciones musicales de una amenaza incierta.

Hay que reconocerlo, parecía imposible generar inquietud con un paisaje tan agradable, pero Robert Fuest se las apaña para que en cuestión de segundos todo nos sea extraño: proyectando bosques impenetrables en el camino, fijando la mirada en ese campesino de la lejanía, o simplemente dejando que el silencio se apodere del entorno.
También están las conversaciones en francés, claro, esos maremotos lingüísticos de los que no se saca nada en claro, y que parecen cada vez más referidos a la inocente Jane, que espera encontrar a su amiga cuando se ha separado de ella.
Quién iba a decir que la barrera del idioma sería un elemento tan determinante para el terror, mientras luchamos por comprender una sola palabra que nos deje alguna esperanza tranquilizadora.

En el fondo, y aunque no lo parezca, este cuento moral en la región inexplorada de Francia acaba siendo una atinada reflexión sobre el turismo de aventura, de ese que queda tan bien cuando se cuenta a amigos o conocidos, y de la ignorancia que muchas veces tiene aparejada.
Todas esas vacaciones podrían acabar mal cuando nadie se lo espera, y ni sus protagonistas ni nadie de la región podría darse cuenta: porque hasta que empiezan los problemas, solo era otro día perfecto, al son de una alegre canción.
Charles
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow