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España España · Madrid
Voto de Charles:
6
Acción. Intriga. Thriller Un hombre amnésico es rescatado por la tripulación de un barco pesquero italiano cuando flota a la deriva en el mar. No lleva nada consigo. Sólo las balas que lleva clavadas en la espalda y un número de cuenta de un banco suizo que lleva adherido a la cadera. Carece de identidad y de pasado, pero posee unas serie de talentos extraordinarios en artes lingüísticas, marciales y de autodefensa que sugieren una profesión de riesgo. Confuso y ... [+]
15 de julio de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si Jason Bourne pretendía ser, en un primer concepto, la versión modernizada y actualizada de su tocayo de iniciales James Bond, no podría haber iniciado mejor.
'El Caso Bourne' es primero y sobre todo una magnífica historia de acción con suspense, pero también no deja de ser la rotura de todos los tópicos asociados al agente secreto, y la verdadera entrada de esa figura en nuestro actual mundo poblado de cámaras manejadas por los poderes en la sombra.

Para empezar, Jason Bourne no es ni agente secreto, solamente es un hombre sin pasado.
Cuando le conocemos no es ni un hombre: a la deriva en alta mar, Matt Damon es el retrato de una persona que ha perdido su razón de ser. Empezamos con él de cero, y todo lo que sabemos de él es que nos gustaría que recuperara su memoria.
Por lo tanto hacer borrón y cuenta nueva tiene sus ventajas, porque añade un misterio en lo que podría parecer rutinaria acción, y además tiene el buen gusto de dejar que lo descubramos junto a su protagonista, que se las arregla para caer bien de lo indefenso que parece estar.

Probablemente sean estas mismas cualidades por las cuales su historia también acaba interesando a Marie, una joven europea con problemas de vivienda, que se convertirá en su confidente y conexión humana a medida que Jason descubre sus muy inhumanas habilidades de lucha, y ambos se dirigen a París para tratar de encontrar alguna respuesta.
Marie es vital en el desarrollo de Jason porque no deja de ser su ancla: en un mundo que se descubre inmensamente controlado y tremendamente inseguro, la relación entre ambos parece ser un pequeño grito de guerra en forma de "también estamos aquí y somos personas", cosa que la historia agradece cuando se hace contraste entre ellos y las impersonales charlas corporativas en despachos que huelen a conspiración, donde no puede estar más alejado y maltratado el factor humano (uno que, sin embargo, Julia Stiles logra hacer notar con un par de miradas).

Es a través de su creciente relación con Marie como Bourne deja de ser una máquina en un mundo donde máquinas más grandes pueden aplastarle, y comienza a ser una persona contra un sistema que necesita alguien que lo eche abajo.
La vigilancia, el control y la frivolidad que da el matar a uno o a cien parece ser el verdadero enemigo, y Jason Bourne hasta encuentra la manera de rebelarse contra eso, dando la vuelta al agente secreto convencional: ya no hay asesinos al servicio de la patria (como lo es James Bond), sino personas comunes rebeladas contra esa misma patria que no tiene reparos en deformar la realidad a sus intereses.
En su mejor momento, la historia dispone una escena de acción tensa solo para dejar clara la vulnerabilidad de estos asesinos, transformando la habitual satisfacción de eliminar al enemigo en una reflexiva sensación de impotencia.

Ese es el triunfo de Jason Bourne como concepto.
Desenmascarar a los gobiernos como baúles de sucios secretos, y a los agentes a su servicio como seres humanos dueños de su destino.
Charles
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