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Costa Rica Costa Rica · Me encantan las galletas
Voto de Javier Moreno:
4
Musical. Thriller Basada en un famoso musical de Broadway, narra la historia de Benjamin Barker, también conocido como "Sweeney Todd" (Johnny Depp), un siniestro personaje que tiene una barbería en Londres y cuya navaja de afeitar apura demasiado... (FILMAFFINITY)
23 de octubre de 2012
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Benjamin Barker desembarca en Londres ayudado por un joven al que, no es culpa de Tim Burton, no podremos conocer por falta de desarrollo del personaje. La nueva identidad de Barker será conocida como Todd, que vuelve a su calle para instalarse en la planta de arriba de la tienda de empanadas de la señora Lovett, una mujer algo desesperada que hará lo que sea necesario para pasar su vida junto a Todd. Ah, y sus empanadas sufren algún extraño don que las convierte en basura indigestible.

Nos hacen creer, tampoco es culpa de Tim Burton, que nadie reconoce al barbero Todd a pesar de haber pasado toda su vida allí (aunque aún parece joven) trabajando como barbero, hasta que reta a un ambulante farsante llamado Adolfo Pirelli (Sacha Baron Cohen) y gana la apuesta, algo que suceda a una velocidad indescriptible. Y digo indescriptible porque, aquí sí tiene algo de culpa Burton, no se nos muestra la agilidad de Todd a la hora de su "apurado afeitado". El caso es que Pirelli lo descubre y pretende chantajearlo, y en ese segundo encuentro acontece el primer acto de acción, y se anima.

El objetivo de Todd parece directo: procurarle un buen afeitado al juez y a su querido alguacil. Algo hicieron en el pasado, entendemos que robarle la esposa o algo parecido, y Todd sólo piensa en la venganza. Por su lado, la señora Lovett hace planes y encamina su vida junto a su nuevo amado Barker (a quien ella también recuerda) y le ayuda en su lucha.

Pero el joven al que veíamos en la primera escena se enamora de una joven encarcelada en su hogar a manos del juez. Sin explicación alguna, se lanza con la intención de rescatarla y llevarla lejos. Pide ayuda a Todd, pero se produce el desagradable encuentro con el juez en la misma barbería.
Aunque no cuente aquí el fundamento del negocio, puedo decir que la barbería y la tienda de empanadas comienza a funcionar con regularidad y Lovett pretende empezar una nueva vida, cosa que Todd no concibe. El pequeño ayudante del farsante Pirelli traba amistad con ambos y trabaja para ellos. Y como preconcebido teleológicamente, todo acaba como se presiente en un primer momento al leer el título.

Sin dedicarme al spoiler, intentaré aclarar por qué razones no funciona esta rápida obra de Burton.

Análisis crítico:

Tim Burton no es un mal director, lo hemos visto en varias ocasiones confeccionar él mismo varias producciones con gusto agradable, y original. El guión es excesivamente corto, y carece de antecedentes. Es decir, los personajes, exceptuando al desdichado Todd, no tienen pasado, no trascienden ni apetecen. Aunque las interpretaciones se adaptan y sobresale Bonham Carter en el papel de Miss Lovett, mucho más metida que el resto.

Pero la mayor baza de la película la juegan la extravagancia burtoniana y la escenografía, sin duda. Londres toma unos colores grises (no muy lejos de la realidad) y una atmósfera putrefacta que envuelve cada movimiento en una temerosa oportunidad de crimen. Los interiores, poco poblados decorativamente, muestran más temor que las cuchillas del barbero. Y los atuendos que visten a los protagonistas juegan un papel muy gustoso, no tanto la textura de la sangre.

Por esto creo que Burton no tiene la culpa. No es culpable de una historia pobre, él hace todo lo posible, transforma aquel musical de Broadway en todo un juego de disfraces y recuerdos con su tan conocida personalidad. Pero no basta para el disfrute total. El infantilismo con el que roza cada diálogo contrasta con la severa violencia de los planos. Y esto parece gustar al gran público últimamente, pero ahora que ya conocemos a Vincent, Eduardo, Beetlejuice, amén de cadáveres y rebana-gaznates populares, todo parece recordarnos siempre lo mismo, y se torna de nuevo infantil. ¡Ah! y las canciones, amigos, las canciones. Que pese a una gran demostración de curvas y vericuetos, las canciones se repiten, alteran la acción y la desparraman en la más fácil historia de terror de la historia. Un musical no puede funcionar como historia de terror, o al menos no lo han conseguido aún. Sólo puedo recordar a Björk, aquella sí que me producía miedo, en medio de las vías mientras comenzaba el musical de Von Trier.

Se hace amena incluso para ser cantada, pero todo musical me huele a tomadura de pelo, barba de 3 días tal vez. De estética soberbia, aunque ya no nos asombra, Burton firma otra más en su repetitivo repertorio. Me gusta Depp, me gusta Carter, y me gustan los dibujos de Burton, pero me aburre el mismo proceso de acontecimientos con acento infantil.

Pero la sangre ha de correr, y termina con un gran subidón de 10 minutos que son dignos de alabar.

Valoración: 4,4
Javier Moreno
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