Haz click aquí para copiar la URL
Costa Rica Costa Rica · Me encantan las galletas
Voto de Javier Moreno:
7
Drama Nader (Peyman Moaadi) y Simin (Leila Hatami) son un matrimonio iraní con una hija. Simin quiere abandonar Irán en busca de una vida mejor, pero Nader desea quedarse para cuidar a su padre, que tiene Alzheimer. Ella le pide el divorcio y se muda a vivir con sus padres. Nader no tiene más remedio que contratar a una mujer que cuide a su padre. Una negligencia de la asistenta provoca un conflicto de grandes dimensiones. (FILMAFFINITY)
14 de diciembre de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La inocencia, por su carácter intrínseco, tiende a zafarse de la culpa y sentarse junto a los culpables. Las relaciones humanas, por contingentes, tienden a resultar accidentales, obedeciendo provocaciones azarosas e imprevisiones sensibles. Y de ahí tanto dolor.

No nos es posible saber con antelación qué decisiones tomaremos, ni si serán acertadas. Ni siquiera sabemos qué desearemos en un futuro cercano. Pero solemos creer que lo haremos bien, y que no vincularemos a nadie en caso de posible daño colateral. Y esa creencia nos planta cara algunos días y nos permite (tal vez obliga) a ver que no ha sido como esperábamos, que otros lloran, que otros se lastiman. De lo inevitable hemos provocado lo que queríamos evitar.

En "Nader y Simin, una separación" nos metemos de lleno en una relación ya (casi) acabada en la que un matrimonio decide separarse. Las condiciones que rodean el texto y siempre participan de las acciones del mismo no son las más adecuadas para darse un proceso libre y neutral. De hecho, se harán visibles irremediablemente con el paso de los minutos. En un Irán más cercano del que nos pintan los telenoticias se amontonan las convenciones sociales que todavía hacen difícil la tarea aparentemente externa y estéril de un juez, un abogado o un policía. Ya no se trata de una lucha de géneros. La familia protagonista goza de un nivel cultural muy occidentalizado y las amenazas y distinciones machistas están fuera del plantel. Por ahora.


Las dificultades que entrañan una separación, con hijos de por medio, y la lista de cambios que han de llevarse a cabo se agolpan y atropellan en una situación que no puede ser más difícil. Los conflictos que el orgullo te impide dejar a un lado toman partido en un juego de toma de decisiones que harán peligrar la linea entre una moralidad de sentido común y una legalidad lejos de la legitimidad.

Gracias a esta película, nos asomamos a una cultura diferente para muchos pero sin adentrarnos rápidamente en los tópicos y colorearla a nuestro antojo. Los rasgos se presentan con el ritmo justo para afrontarlos sin pretensiones. Y que no haya personajes viles hace de la trama su mayor complejidad y su mejor baza.

En casa no sólo hay una niña triste por no volver a ver a uno de sus progenitores. Tampoco es una pareja que se odie porque uno se haya portado mal. No vemos únicamente a un anciano que no puede valerse por sí mismo y alguien ha de cuidarlo. También vemos a una mujer queriendo ayudar en la economía doméstica (menuda redundancia), con una hija pequeña, y para colmo embarazada. Y también vemos a un marido sin buenos modales que se empeña en ajusticiar a quien provoca mal a su familia. Sin embargo, bajo unas perspectivas morales y teológicas, apreciamos un impreciso sistema de estructura social que, en vez de tejer una sociedad por las afinidades, las sesga por sus anómalas circunstancias.

Por ello que se desencadena una pequeña discusión que acaba con un juicio poco justo. Los acusados y denunciantes destapan poco a poco su posición y su necesidad de actuar como actúan. Nadie obra con maldad, pero todos terminan castigados. La religiosidad va abriéndose camino y todo lo que se jure sobre el Corán adquiere tal relevancia que se torna clímax de una conciencia de culpabilidad.

Un sendero de intrincados estados de ánimo. Donde la buena intención se ve manchada, como habitualmente, por factores lejanos a la estadística. De tortuosa ternura, la película es un agradable camino por la humanidad de una sociedad que parece atascada en una estructura religiosa poco humana. Sin lugar a dudas, recomendable por el discurso y el tacto, pero sin más una película que necesitaba de la propaganda de los Oscar para llegar donde llegó.
Javier Moreno
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow