No hay nada más sano que renovarse y nada más bienintencionado que hacerlo con humor. Me sabe mal suspender esta película de Arthur Penn porque cuenta con un Dustin Hoffman que demuestra su gran versatilidad y porque demuestra una enorme valentía al intentar girar una rosca más para explicar muchas cosas conocidas del oeste de manera diferente. El experimento no funciona, desde luego es sólo mi posicionamiento personal, que por lo visto difiere bastante de las opiniones que ya han quedado dichas. No funciona aunque es un buen intento, pero si el humor no es aceptable y la película se hace más larga que día sin pan no queda otra que venir aquí a decirlo.

No sé si se hace larga porque el humor no funciona, ahí queda la reflexión, son más de dos horas viendo a Hoffman ser asimilado como un indio más, da tiempo a verlo integrarse con los blancos, casarse (con una blanca y una india), dedicarse a mil cosas, a ser un alcohólico, un trampero, mozo de cuadra, se intentará suicidar, estará a punto de ser ejecutado, le da tiempo a reencontrarse con su hermana, consigo mismo mil veces cambiando de aquí para allá... Demasiado ajetreo, pretende abarcar demasiado y finalmente cae inevitablemente en lo ridículo en muchas ocasiones. Me gusta el partidismo que la película toma respecto a los indios, que estaban ahí antes que los blancos y que fueron aniquilados. Ni unos eran tan malos ni otros tan buenos, eso seguro, pero que los indios se autodenominen "seres humanos", eso lo reconoceré, hace gracia.

Sin embargo sus buenas intenciones no son suficientes. Puede que mi mirada ortodoxa (y cerrada) me condicione demasiado, para mí el legendario "far west" no casa bien con ninguna broma y "Pequeño gran hombre" no pasa de ser una bufonada con escaso buen gusto. Me he aburrido, eso es cierto, por momentos me he aburrido mucho... Y hay pocas cosas tan graves.