Los personajes son raros y se acercan a la caricatura, alejados de toda normalidad, se nos muestran deformados para hacernos tragar de manera diferente las mismas miserias de siempre. Sí, es cierto, tienen gracia, navegan entre la seriedad y el esperpento y esa extravagancia es suficientemente valiente como para aplaudirlo, pero no mucho más de lo que yo lo hago, desde luego, es mi opinión. Las emociones fluyen por momentos camuflado en esa rareza y la estética propia de la época hace que más de un nostálgico, y yo me incluyo, nos entre un sentimiento de pertenencia a ese momento que no podemos evitar. Sin embargo, la moto la compro a medias, y ahora hablo del trasfondo, no me llega, me quedo a medias y por muy simpático que sea el conjunto la realidad es que cuando me expliquen de qué va dentro de un mes estoy convencido que apenas podré hablar de una rubia medio fea, hortera, y una especie de psicópata raro y que se enamoran, raro, raro, raro...