The Ring es una de mis películas de terror favoritas y desde luego la serie tendría que haber acabado ahí. Y es que al haber visto la primera, al haber resuelto el misterio de la cinta de video ya no queda mas por contar, por mucho que los guionistas se empeñen en lo contrario. Pero claro, encontraron en Samara la gallina (o mejor dicho, la niña) de los huevos de oro y a vender secuelas.

Como he dicho antes, ya no queda más por contar, así que tuvieron que inventarse nuevo guión y nueva estructura. Si en la primera parte se mezclaba sabiamente la investigación con algún susto puntual muy conseguido, aquí encontramos los mismos sobresaltos una y otra vez poniendo el argumento en segundo plano. En The Ring 1 estabas siempre en vilo para comprender el misterio de la cinta maldita, aquí el interés se reduce a ver cuando sale Samara, nos pega un sustito y si de paso mata a alguno de los cargantes personajes pues mejor. Ya me veo en próximas secuelas a Samara masacrando adolescentes sin ton ni son cual Jason Voorhees.

Con todo lo dicho, ¿la película es mala? Pues no, realmente te hace saltar del asiento varias veces y verla con los amigos puede ser muy divertido. Naomi Watts sigue tan convincente como siempre, el niño es igual de repelente y los demás personajes son carne de cañón para la niña del pozo.

En definitiva, la película no es mala, de hecho ojala todas las segundas partes fueran así. Mantiene la tensión y te da buenos sustos, pero no esperes una obra maestra del terror como fue la primera. Es una película para pasar el rato con los amigos, ni más ni menos.