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Voto de Luis Arteaga:
8
Comedia. Drama Después de hacerse famoso interpretando en el cine a un célebre superhéroe, la estrella Riggan Thomson (Michael Keaton) trata de darle un nuevo rumbo a su vida, luchando contra su ego, recuperando a su familia y preparándose para el estreno de una obra teatral en Broadway que le reafirme en su prestigio profesional como actor. (FILMAFFINITY)
16 de enero de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un primer vistazo podríamos hablar de Birdman como una película que se adentra en las entrañas del Hollywood más visceral para mostrarnos un reflejo grotesco de nuestra propia sociedad. Aquella que no tiene memoria, en la que la fama y el éxito es efímero y que lleva a todos los personajes que componemos este entramado a vivir en una montaña rusa permanente, en la que tan rápido somos catapultadas a los cielos como que de pronto somos sumergidos en el abismo.

El mejor representante de esta paradoja se erige en la figura de Riggan Thomson (Michael Keaton), un actor que cosechó gran éxito en el pasado interpretando al superhéroe Birdman y que a día de hoy se ha convertido en un antihéroe quijotesco atormentado por la sombra de su pasado. Un antiguo vividor en horas bajas que trata de salir a flote agotando la que tal vez sea su última oportunidad en forma de obra de teatro. González Iñárritu aprovecha la situación para hacer una feroz crítica a la propia crítica y por ende a todo el mundo del espectáculo.

La nueva aventura teatral de Riggan estará acompañada por un desquiciado y paranoico Mike Shiner (Edward Norton), quien busca el mayor realismo posible en sus actuaciones llegando a producir situaciones realmente disparatadas en las que la risa alivia la tensión dramática del film.

Un discurso de búsqueda de realismo que se ve apoyado en todo momento por la dirección de González Iñárritu, quien pese a ser criticado de manera injusta de un exceso de virtuosismo, decide grabar la cinta con un único y falseado plano secuencia que refuerza aún más la narración y el sentido de lo que estamos viendo. Un recurso narrativo totalmente justificado en la historia que se nos está contando. El efecto de continuidad que aporta el plano secuencia, la música “en vivo” del batería que aparece de repente tocando en medio de la escena y muchos otros elementos, componen una dirección realmente sorprendente que si bien llega a marear en algunos momentos, conceptualmente es una auténtica revolución.

Considerado además siempre como un director tremendamente visual, con Birdman, González Iñárritu se quita una losa de encima y desafía a todos los detractores que le empezaban a crucificar por su estilo de narración marca de la casa, plagado de cortes y saltos temporales entre las historias cruzadas que componían sus anteriores y más destacados trabajos (“Amores Perros”, “21 Gramos”, “Babel”, “Biutiful”).

Acompañado de una dirección de fotografía absolutamente perfecta a cargo del maestro Emmanuel Lubezki (“Gravity”), el estilo de grabación con planos muy largos atribuye aún más mérito a la interpretación de un reparto de lujo, entre los que aparte de Edward Norton, sobresale de manera especial un Michael Keaton al que parece difícil que se le escape el Oscar este año.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Luis Arteaga
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