Tercera lucha de Blade contra los vampiros, esta vez acompañado de un chulo Ryan Reynolds y la bella hija de Whistler (Jessica Biel).
La saga baja un poco el nivel, tanto en la historia como en las escenas de acción. El ritmo ya no es tan frenético como antes, y el humor que aporta el graciosillo de Ryan Reynolds estropea un poco el tono oscuro de las anteriores.
El malo, aún siendo supuestamente el vampiro más poderoso de todos, tiene poco carisma y Dominic Purcell no se esfuerza demasiado en imponer respeto. Tampoco la lucha final es demasiado espectacular para lo que cabría esperar.
Con todo lo dicho, no deja de ser divertida como las otras, con efectos especiales y acción suficientes para que me guste y convenza. Pero claramente es inferior a las dos primeras.
Yo cambiaba el humor por más peleas, pero bueno, es lo que hay.