Una vez más, un título interesantísimo llega sin avisar, sin pasar por cines (al menos que yo sepa) y sin hacer el más mínimo ruido. La mayoría de las veces que pasa esto, hablamos de títulos malos, pero otras no, y “Fuga de Pretoria” se ha convertido para mí, en una de las sorpresas más gratas del año.
Nos vamos a Sudáfrica con dos blancos simpatizantes de la causa negra en pleno “Apartheid”. Es muy triste recordar lo que se vivió en ese país no hace tanto tiempo históricamente hablando.
Hay que aplaudir la labor de Daniel Radcliffe. En su afán por desencasillarse de “quien tú sabes”, está encadenando trabajos variopintos a saco. Ya tiene más de una pifia en su haber, como si quisiera hacer todo lo que le ofrecen en plan Nicolas Cage. Pero, afortunadamente, este proyecto está perfectamente bien elegido. La historia es seria y dramática, y el actor está a la altura de sobra, especialmente en las muchas secuencias de fuerte tensión.
La película va muy al grano, sobre todo para estar basada en hechos reales (algo que suele implicar falta de ritmo). Esto es muy de agradecer. Sin darnos casi cuenta ya tenemos a los protagonistas con sus huesos en una dura cárcel trazando un plan de fuga casi imposible.
Y es que en este subgénero pocas veces se falla. Seguir a los presos en su vida diaria y ver si logran escapar de esta forma tan ingeniosa (nunca había visto un plan enfocado de esta manera), es algo que siempre resulta muy entretenido y que nos ha traído casi siempre buenas películas y series.
A estas historias prácticamente les basta con el guion para funcionar bien, pero es que además, Daniel Radcliffe está que se sale del parchís con su interpretación. Se pasa mal con él en los peores momentos. A este paso, su objetivo de desencasillarse lo va a lograr de sobra, si es que no lo ha hecho ya.
Es una película absolutamente recomendable que nadie diría que es tan buena a priori. ¡No os la perdáis!