No daba crédito. Esta película une (y creo que por primera vez) a dos famosos monstruos de la interpretación. Sin embargo, no solo no ha pasado por los cines, sino que ni siquiera ha tenido la más mínima promoción, ni siquiera en revistas del sector, o quizás a mí se me ha escapado. Ha llegado sin avisar y he tenido conocimiento de ella el mismo día de su estreno. Así que, de antemano, huele un poco a chamusquina, porque tampoco es la primera vez que buenos actores pinchan en hueso. Hasta Pacino, De Niro y Tom Hanks tienen bodrios en su haber. Y me temo que, después de haberla visto, vamos por ese camino y se entiende su falta de ruido.
El mundo académico e intelectual siempre es un arma de doble filo en el cine. Puede resultar muy difícil compaginar una historia importante o interesante a nivel histórico o científico, con el hecho de contarla de manera asequible y amena para el espectador.
Pues bien, no se puede negar la importancia de compilar todas las palabras en el primer diccionario de la lengua inglesa, algo nada fácil en el siglo XIX. La película, por cierto, recrea más o menos bien esa época, pero aun así las he visto con mucho mejor diseño de producción.
Mel Gibson le da cierto entusiasmo a su personaje, empeñado en lograr esa mastodóntica empresa antes de morir. También tenemos al bueno de Sean Penn haciendo un personaje contrapuesto y que ha debido pasarlo mal interpretándolo, ya que creo que es uno de sus pocos títulos en el que no dan rienda suelta al tabaquismo empedernido del actor. El tipo está un tanto desquiciado, lo que Penn logra transmitir bien.
Ambos personajes terminan con una relación de amistad absolutamente peculiar.
Por poner a un tercer personaje, tenemos a Natalie Dormer, una buena actriz (aunque por debajo de los otros dos), que sigue haciendo papeles mucho más interesantes en sus series de televisión que en sus películas.
Pero el problema es el siguiente: ¿se puede hacer algo entretenido de un drama histórico con estos elementos, como para que el espectador no prefiera ponerse a mirar el móvil? Pues, en mi opinión, no lo han conseguido, por lo menos conmigo.
Es profunda e intensamente tediosa, fallando tanto en el drama como en la historia que nos quieren contar. En el fondo va de unos empollones compilando etimología y desarrollando una amistad basada en la erudición. Es decir, la película es tan divertida como ver cómo una planta crece o ponerse a planchar, por decir algo. Que la hagan Gibson y Penn termina siendo baladí, cuando sus eternas dos horas tienen poco que ofrecer, salvo diálogos “culturetas” que aburren a las vacas.