Se podría pensar con razón que era innecesaria. El final completamente cerrado que tuvo la franquicia en la entrega anterior, así como la triste desaparición de Paul Walker y el emotivísimo epílogo de despedida que le hicieron, parecían el punto perfecto para que terminara la saga. Pero en este mundo manda el dinero, y estas películas son muy rentables, así que ya vamos por la octava.
El reparto es muy coral, como siempre. Hay tantos personajes y pasan tantas cosas que casi se me olvida que ya no está Paul Walker.
Repite de un modo que no me convence mucho (ver “spoiler”) Jason Statham.
En cuanto a Dwayne Johnson, las bestialidades de Hobbs (su personaje) son aquí ya demasiado exageradas. La secuencia de la cárcel está muy pasada de vueltas y roza la comedia involuntaria.
Charlize Theron es una malvada genial. Sus papeles de mujer dura contrastan con su aspecto de chica dulce, pero creo que nunca la habíamos visto tan mala como ahora (la reina de Blancanieves es una santa comparada con esta “Cipher”).
Con el personaje de Scott Eastwood se pasan. Siempre se están metiendo con él. Supongo que es un guiño porque hace el papel completamente contrario al habitual tipo duro que hacía en sus tiempos su padre.
La dirección de las escenas de acción es impecable. Tienen un montaje y fotografía muy notables, y no se dejan llevar en exceso por la cámara con “Parkinson”. Esto me gusta.
Pero el listón de espectacularidad estaba tan alto ya, que a estas alturas lo que podemos ver roza la locura. Si la película no estuviera tan bien hecha, las escenas de Nueva York y de Siberia están tan pasadas de vueltas que podrían haberlo echado todo a perder.
Sin embargo, consiguen (por los pelos) que su fantasía y prácticamente ciencia ficción, queden perfectamente bien y nos hagan disfrutar de un gran espectáculo de cine comercial. Aunque, después de lo de los coches “zombies” y la larga y muy conseguida escena del submarino (no es “spoiler”, se ve en los tráilers), ¿qué se les va a ocurrir para la siguiente parte, que sin duda harán?
Hay demasiado humor para mi gusto, y no solo con las chorradas que dice Roman (Tyrese Gibson). Tenemos también las burradas de las peleas de Hobbs, pero hay más comedia en general. En principio esto hace que baje un poquito el nivel, porque creo que tanto cachondeo no encaja en una película de este tipo, pero tengo que reconocer que me he reído con ella, incluso con la secuencia del bebé, que podría haberles quedado tremendamente ridícula. Otro momento cómico es al principio, con Hobbs en el partido de fútbol. Menos mal que sé que eso que hacen las niñas y él es una danza ritual de los maoríes neozelandeses (y que la practican en algunos deportes), porque si no, habría sido una de esas cosas de vergüenza ajena que me pueden hacer quitarle 3 puntos de nota a la película o directamente dejar de verla.
Pero en general, quitando sus defectillos, sigue en la línea que se marcaron a partir de la quinta entrega: un puro espectáculo de acción con coches, más cercano a “Misión imposible” que a las primeros títulos de la saga. La verdad es que es de las que me han gustado, aunque me sigo quedando con la anterior.