El solvente Antoine Fuqua dirige al ya experimentado Jake Gyllenhaal en un thriller muy minimalista bastante interesante. Por una vez, nos encontramos ante una producción propia de Netflix que no se queda en agua de borrajas.
Conocemos aquí el estresante empleo de los operadores telefónicos del servicio de emergencias de Los Ángeles, un trabajo que, sin duda, tiene que ser malo para la salud, de tanta presión psicológica.
El film se centra básicamente en una llamada por secuestro que el protagonista tiene que tratar de resolver desde su terminal informático.
Diría que el mérito de la película es mantener la tensión y el interés, cuando básicamente lo único que vemos es a Gyllenhaal (en un buen papel) hablando por teléfono y manejando su ordenador. Pero Fuqua mueve bien los hilos del guion y montaje, para lograr un resultado digno con tan pocos elementos.
Quizás el mérito decaiga sabiendo que se trata de un remake, cuyo original no he visto. Además, tengo que decir que ya existe otro precedente demasiado similar. Me refiero a “La última llamada”, con Halle Berry, que solo por tener algo más de variedad escénica, creo que queda por encima de este “Culpable”.
Aun así, está bien, sobre todo para venir de Netflix, gran creadora de morralla en lo que a películas se refiere.