Tenemos aquí un reboot de Superman, que por un lado es mejor de lo que me esperaba. De hecho he tardado años en verlo porque no tenía ninguna espectativa sobre él. Pero por otro lado aunque sea mejor de lo que esperaba tiene sus pecados que hacen que no sea una gran película.
Pensaba que sería el típico remake en el cual lo que mandan son los efectos especiales por encima de la historia y los personajes; y en el que el protagonista lo han hormonado brutalmente respecto a estéticas anteriores.
Y efectivamente ambas cosas suceden. Pero bueno, también tratan de darle más profundidad a todo lo relativo a Kripton.
Buscan un Marlon Brando de la película de 1978 de Christopher Reeve en Russel Crowe. Y la verdad es que hace bastante más de lo que hizo Brando, que fue cobrar un pastizal por no hacer casi nada.
También es cierto que la película de Christopher Reeve por muy clásico que sea, se vuelve algo larga y lenta, llevando al aburrimiento en momentos. Y esta es más dinámica.
Pero peca de armaduras super "fashion", torsos esculturales, navecitas en plan "Independence day", y manporros y derribos.
En lugar de "El hombre de acero" la podrían haber nombrado "La bola de derribo", porque es tremenda la cantidad de paredes, salas y edificios enteros que revientan a base fundamentalmente de mamporros y empujones atravesando todo lo que se ponga por delante. Hay millones de cascotes generados digitalmente volando por los aires a lo largo de toda la película.
Y como es normal en estas películas, da igual de qué planeta seas, qué poderes tengas, que argumentos, que armamento tengas...da igual todo... las cosas se resuelven a mamporrazos.