Las películas sobre jugadores profesionales suelen resultar un tanto aburridas. A no ser que seas un forofo del juego en cuestión, es muy normal que se te escape el interés de la acción, porque en la pantalla es muy difícil mostrar el intríngulis de lo que está ocurriendo en la mesa de juego.

Sin embargo en esta película el guionista y el director han sabido dosificar y emulsionar una serie de escenas variadas que marcan un buen ritmo de acción y de interés. Así, el juego de la ruleta casi pasa a un segundo plano, y lo que prima son los avatares diversos que va sufriendo una pandilla de jugadores impresentables, pero que están unidos por un verdadero jugador profesional que actúa desde la sombra.

Las actuaciones son dignas, los personajes están bien definidos en su sencillez o complejidad, las situaciones son todas verosímiles. En fin, se trata de una película en la que se disfruta un buen rato.