Ciberpunk con efecto globo que empieza muy inflado y acaba viniendose abajo en una pedorreta interminable. La película empieza bastante bien, mundo ciberpunk visto desde la visión de los años noventa, ese internet tan futurista que da pena verlo y una trama que promete pero que no.

Creía que Matrix era la primera vez que Keanu Reeves se metía un pincho en la cabeza, pero parece que fué esta, total, que el tio se mete información en el coco con un implante pero se pasa de gigas y tiene que sacarselo para que no se le churrusque el cerebro, hasta ahí bien, si le sumamos como cachonda peliculera a Dina Meyer y como malo malísimo a Takeshi Kitano pues esto debería ser una de esas que te deja gustito en los huevos, pero no, la película antes de llegar a la primera hora ya se ha desecho completamente.

El argumento empieza a mezclarse, no sabemos si estamos buscando como sacarle eso de la cabeza o estamos viendo la peste negra versión ciberpunk, total, que si por si esto fuera poco los juntan con un puñado de Deux Ex Maquina, un puñado de negros en plan tribu callejera y un delfín medio maquina que navega por internet a lo Ecco the Dolphin, amor metido con Forceps y personajes que mueren antes de al menos poder desarrollarlos un poco.

La banda sonora es casi inexistente y cuando suena parece una radio vieja al fondo del plano. Para el que le guste sale Dolph Lundgren haciendo de medio Jesucristo Cyborg que ni recordaba que salía en esta película, pero está gracioso el tío.

La doy un 6.