La película va de menos a más. Tras un comienzo algo confuso, con muchos nombres de personajes y lugares, pronto la historia va tomando cuerpo y gana en interés rápidamente, hasta que al final nos encontramos ante una cinta de acción que hará las delicias de cualquier amante del género.

En plena era Shogun, un lord sediento de poder no tiene reparos en asesinar por diversión o violar y torturar a mujeres y niños. Ante el temor de que llegue el día en que su poder haga imposible cualquier actuación contra él, 13 samurais están dispuestos a sacrificar su vida para acabar con la del tirano.

La historia se asemeja bastante a otros títulos en los que unos pocos se enfrentan a muchos. Aquí no son 300, ni 71 into de fire, sino sólo 13 contra más de 200 guerreros en una lucha claramente desigual. La primera parte de la película va presentando a los personajes a medida que se van reclutando voluntarios para una misión casi imposible, hasta alcanzar los 13. Por otro lado, se nos muestra lo "malo malísimo de la muerte" que es el villano. Interesante.

La segunda mitad es sencillamente brutal. Cerca de una hora de batalla 13 vs 200 sin descanso, con algunas secuencias memorables incluyendo, probablemente, las mejores coreografías de acción que he visto nunca en el cine nipón, generalmente lejano en este aspecto al chino-hongkonés.

Miike se aleja considerablemente de su estilo habitual para hacer un homenaje al cine de samurais, creando una atmósfera y ambientación geniales y dotando al conjunto de un gran realismo. Para redondear la cosa, una estupenda fotografía y una banda sonora que acompaña a la perfección cada escena, además de unos efectos especiales francamente buenos. Reconozco que he visto la peli con cierto temor esperando encontrarme con escenas gore y bizarras. Para nada. Gracias Miike...