Volvemos por tercera vez (ya cansa) al mundo ultra infantil y súper cursi de Narnia. En esta entrega los personajes se superan en sus dotes de cursilería para revolvernos el estómago un poquito más que en las anteriores entregas.
Personajes frustrantes, intento de crear gags cómicos al estilo de las películas de aventuras de la época moderna, algo de fantasía mitológica, una par de invenciones más, todo a la chistera y "abracadabra", tenemos Narnia 3.
En está ocasión la saga se aleja del aspecto remarcado estilo épica de Tolkien que se apreciaba en las dos primeras entregas y nos sumerge de lleno en el mundo de Piratas del Caribe, aunque como siempre, con cursilería infantil y el subsiguiente shock anafiláctico.

Conclusión: aburrida, exasperante, cursi, e incluso, por qué no decirlo, deprimente.