Después de tener éxito con la película “El Orfanato”, Juan Antonio Bayona nos sorprende con una excelente película galardonada en festivales como el de Toronto o San Sebastián llamada “The Impossible”, la cual ha cosechado buenas criticas y amor de mucho publico presente valorándola como una de las mejores películas del año (recordemos que es del 2012).

Esta película inspirada en una experiencia real y vivida por una familia durante el tsunami del 2004 en Asia te deja mas que mudo. María y Henry (Naomi Watts y Ewan McGregor) son una pareja de esposos que junto a sus hijos, deciden pasar las navidades en un resort frente a la playa. Pero de repente son golpeados por la furia de la naturaleza la cual desata una ola inmensa que arrasa con todo a su paso, separando a la familia y arrastrándola hacia la muerte.
Lo que de verdad te toca en la película, lo que en realidad hace que caigas rendido ante ella es la historia de lucha por la supervivencia y la desesperación de una familia en búsqueda de la salvación y del solo hecho de saber que están bien. La actuación de Naomi Watts es impecable y bien dura. Ewan McGregor no esta nada mal, pero creo que pudo estar mejor. El peso cae más sobre Naomi. Los niños Tom Holland y los demás (que ahora no recuerdo sus nombres) superan por cantidad al veterano de McGregor.

La dureza de las imágenes encoge el ánimo del espectador y el horror traspasa todo los niveles de emoción de una persona. Visualmente la película queda impecable y en ningún momento podemos decir que podemos creer que todo fue en un estudio o con alguna pantalla verde.
La segunda parte de la película, una increíble aventura de supervivencia de los miembros de la familia llega a la audiencia dejando a un lado la sangrienta angustia para tocar la emoción y el corazón de todos. La banda sonora es poderosa, y Fernando Velázquez nos da una desgarradora interpretación que juega a la perfección con las imágenes y con el guion haciendo que las lágrimas sean conseguidas.

“The Impossible” es una película que arranca y no pierde realismo, no exagera en horror ni sangre y la aventura no es aburrida ni termina siendo lenta. Obviamente toca los corazones hasta más duros y las lagrimas y emociones se dejan ver a flote en toda la película.