Nader y Simin forman una familia en apuros, ella quiere el visado, él debe tratar el alzheimer, el futuro está complicado con una hija en un país en tales circunstancias, hay poco trabajo, todo es ajustado, hay que cuidar de un anciano, hay que aguantar hasta romper, el cansancio y el sacrificio, la religión.

Un hombre separado por el momento, la película es curiosa y trágica hasta destrozar cualquier estado de ánimo, sin embargo tiene vitalidad en la disputa y el espectador juzga en cada secuencia, un problema, muchos culpables, tiene tanta sangre en su honor que obliga a maldecir, es degradante porque cava un pozo pocas veces tan profundo, condenados ante la justicia, están arruinados, es sincera y fiel a su propósito, siempre atenta en un cuarto caluroso que hace de juzgado, y dispara una fábula a la honradez.

Es depresiva, todos tienen que ocultar, algunos nada que perder, miedos y mentiras, lavarse las manos, dar ejemplo, lo que la ley contempla, un dilema que hace sufrir y demuestra la importancia en la educación, todos se llevan su merecido, cuestiona al dinero y sus formas y saca la verdad con tacto, convivir con la conciencia no es la causa de la confesión, el arreglo no es posible por no jurar por El Corán, la piedad y la dignidad, un parabrisas roto, una niña que juzga a sus padres, bueno, un espectador que hace de juez mientras salen los créditos.