Se suelen decir que "segundas partes nunca fueron buenas", y pocas excepciones se escapan a esa máxima. Después de la genial "The Conjuring" (2013) y la más floja "Annabelle" (2014) pocos podían esperar que con esta tercera entrega, aunque la segunda parte directamente derivada de "The Conjuring" estuviera a la altura, pero en realidad ha mantenido muy bien el tipo, incluso superando a "Annabelle" y siguiendo perfectamente la estela de la primera parte. Como siempre el dúo Farmiga y Wilson muestran un encaje genial y se están convirtiendo en los rostros del terror de toda una generación por méritos propios.

Frances O'Connor también hace un gran papel como madre desquiciada por sus hijos y recuerda a algunos de sus mejores papeles de hace años.

La película no tiene apenas momentos de descanso, y enlaza una escena tras otra que te mantiene en vilo y expectante a la pantalla esperando qué va a ocurrir en cada momento.