Cuando se va a ver una película que resulta ser una revisión de otra anterior se corre el peligro de estar contínuamente comparándola con la original y éso puede hacernos no disfrutar tanto de dicha revisión. Quien haya visto la película francesa que Francis Veber dirigió en el 98 y pretenda encontrarse una copia de la original se va a llevar un tremendo chasco porque esta versión no tiene prácticamente nada que ver con ella. Se toma de base el tema principal como es la búsqueda por parte de un grupo de patéticos colegas de una persona a la que ellos podrían considerar lo suficientemente idiota como para ganar un premio al descubridor del mejor idiota de todos. Aparte de éso, la película de Jay Roach no tiene nada más en común con su predecesora. Es un producto destinado exclusivamente a distraer y, aunque no se puede considerar ni mucho menos la reina de la comedia, se deja ver y a mi personalmente me hizo reír en un par de ocasiones, lo cual le agradezco. Paul Rudd, que siempre me ha caído muy bien, está en su tono habitual. Steve Carell es lo mejor del film, junto a la desconocida Lucy Punch y el últimamente muy popular Zach Galifianakis. Ellos, sin duda, tienen los momentos más divertidos del film y son los que la hacen destacar algo más. Para los que no sean demasiado exigentes ésta es una película muy válida, sin esperar nada especial de ella, para pasar el rato. Los que busquen una comedia más profunda y elaborada mejor que no la vean.