"Dame el mechero o te quemo los huevos", así nos presenta José Luis Garci, a uno de los personajes más interesantes, a mi parecer, de la historia del cine español, Germán Areta. El detective ex policia y dueño de Areta investigaciones, despacho de detectives situado en la Gran Vía madrileña a principios de los años ochenta.

La historia nos va creando este personaje a través de una historia en la que le encargan que encuentre a la hija de un poderoso hombre de negocios que huyó de casa al quedarse embarazada, con personajes secundarios como el padre de ella o su novio mediante los cuales va descubriendo pistas importantes para el caso. En cierto punto es presionado para abandonar el caso, pero retomando la más clásica tradición del cine negro, el detective sobrepasa y resiste ante los problemas con la única razón de resolver el caso, con dos puntos de vista muy interesantes, el propio orgullo personal, y la búsqueda de la verdad.

Alfredo Landa, en el papel protagonista consigue llevar mucho más lejos al personaje de lo que se podría pensar, valga la comparativa con el mismísimo Bogart en sus papeles del Sam Spade de Hammet, personaje en el que está basado Germán Areta, o el Philip Marlowe de Chandler. Como gran actor que es Alfredo Landa, maneja con rigor el personaje que queda definido de inmejorable manera en frases como: "Un tipo duro y solitario que trata de sobrevivir en una sociedad podrida gracias a un trabajo sucio."

María Casanova le pone rostro a otro personaje fundamental de la historia, como actriz principal, interpreta a la pareja emocional de Areta y representa en cierto sentido, esa femme fatale que es indispensable en el género negro, aunque tiene poco de fatal y mucho de amor clásico.

Miguel Rellán interpreta al personaje del ayudante de Areta, con una actuación también que destila mucho estílo, aportando cierta nota de humor con maestria y representando quizá esa figura del personaje de Archer.

La película, aparte de las referencias mencionadas tiene una muy importante, y es la que nos deja la escena de la cafetería, emulando a "Harry el Sucio", donde Garci también demuestra su talento a la hora de recoger ideas y plasmarlas con su propia visión

La música de Jesús Glück tiene ese aroma romántico, desesperanzado y negro que se convierte en una ambientación perfecta para la película, con partituras de piano ciertamente exquisitas.

Digno de mención, es el personaje del barbero, con el que el protagonista tiene largas conversaciones sobre boxeo, tema propio del cine negro y muy del gusto de Garci. Una visión del boxeo como una oportunidad para escapar de la pobreza. Garci le ofrece un homenaje a los "Friday Fight Night en el Madison Square Garden.

Concluyo esta crítica pensando en infinitud de detalles que me tengo que dejar en el tintero. Obra Maestra.