Considerado por algunos el mejor Western de todos los tiempos, representa el alma del más puro Far West. Supuso la revitalización de un género en horas bajas a finales de los 30 e hizo surgir el mito del cowboy por excelencia, John Wayne, hasta ese momento, actor de westerns, de bajo presupuesto.

Se trata de la trigésimo segunda película del maestro y fué nominada a 7 Oscars, llevándose únicamente 2. Mejor actor de reparto para Thomas Mitchell y mejor Banda Sonora, por esa magnífica recopilación de canciones populares americanas del S.XIX.

Siendo un Western puro, me parece una Road-Movie maravillosa, que narra un viaje en diligencia de varios personajes, creados por Dudley Nichols, sobre una historia de Ernest Haycox, prolífico escritor de Westerns, de la época. Un grupo de variopintos personajes, creados con maestría, con multitud de matices y motivaciones, que azarosamente,
comparten este viaje hacia un destino desconocido. Personajes de distintos estratos sociales, que sirven al director para proponer una crítica mordaz de la sociedad de su época. El cowboy vengativo, el doctor borracho, la puta, el jugador, la mujer del militar y el banquero ladrón, sirven al director para convertir esta aventura en una obra de arte y dar rienda suelta a su humanidad.

Con un minucioso trabajo de pre-producción, Ford descubrió una localización donde rodaría muchos de sus Westerns posteriores, como <<Pasión de los Fuertes>> (1946) o <<Fort Apache>> (1948). Se trata de Monument Valley, hoy reconocido como Parque Natural Navajo. Contrató a trescientos indios navajos y buscó a un hombre de ascendencia real apache,
para interpretar el papel de Gerónimo.

Interpretativamente, sirvió para transformar a John Wayne, en un verdadero actor. Durante tomas y tomas Ford, con su carácter particularmente arisco, le gritaba a Wayne la famosa frase: "¡Interpreta con los ojos, y no con todo el cuerpo, moviéndote estúpidamente!". Logró su cometido, rodando una excelente interpretación de Wayne, al que rodeó de un magnífico plantel de secundarios.

Dicen que Orson Welles, quedó completamente admirado por esta cinta mientras preparaba su "Ciudadano Kane", le sirvió para dar rienda a suelta a su imaginería técnica con la cámara; y es aquí donde encuentro el mayor valor de "La Diligencia". El uso de la cámara en un espacio tan reducido y su intención de no interferir en la historia, siendo una especie de
<<Gran Hermano>>, que nos cuenta exclusivamente lo que pasa, le otorga al director su magnífico estilo. Se mueve entre planos medios exteriores y planos cortos dentro de la diligencia, para darle un ritmo frenético y a la vez pausado, creando así un particular raccord.

En cuanto a la fotografía, está profundamente influenciada por la vanguardia alemana, con
una iluminación en clave baja muy expresionista, que crea una ambientación claustrofóbica
deliciosa y muy cercana al cine negro.

Una auténtica obra maestra, irrepetible.