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Voto de Antonio Morales:
7
Romance. Drama George Eastman (Montgomery Clift), un joven sin recursos, consigue un trabajo gracias a un pariente lejano, el rico industrial Charles Eastman (Herbert Heyes). El empleo es un puesto en su fábrica, pero tan modesto que le impide la entrada en su círculo social. A pesar de ello, el joven conoce a Ángela Vickens (Elizabeth Taylor), una bellísima aristócrata de la que se enamora. Pero George tiene novia, una humilde empleada de la fábrica, ... [+]
8 de agosto de 2015
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque sólo fuera el director del gran western “Raíces profundas” y del melodrama “El diario de Ana Frank”, George Stevens, director académico al servicio de la industria, debería ser un cineasta respetado, pero es que además filmó otra grandiosa película como “Gigante” e hizo la segunda adaptación de la escandalosa novela “An American Tragedy” de Theodore Dreiser, basada en un suceso real, que S. M. Eisenstein quiso rodar en Hollywood y acabó realizando Josef von Sternberg en 1931, curiosamente de una sobriedad de la que no queda el menor rastro en esta versión de Stevens, “Un lugar en el sol”. Sin caer en efectismos dramáticos y retóricos Stevens narra con ritmo premioso y solemne este melodrama con un sugerente entramado social, por el mismo actor que había interpretado a otro personaje parecido en “La heredera” de William Wyler, seguramente por su físico ambiguo y su rictus que encierra un tormento interior.

Un film de una excelente densidad dramática gracias a un gran casting y el guión del “Blacklisted” Michael Wilson, el cineasta crea un melodrama reprimido, suntuoso y elegante que aborda los convencionalismos sociales, con grandes momentos, como siempre fue habitual en su cine. Una atractiva base de partida para un realizador del ideario de Stevens, quien prefirió siempre hacerse valer más por las historias que contaba que por su trabajo personal: la ascensión social de un joven desorientado, George Eastman (Montgomery Clift), pariente pobre de una rica familia de industriales, hasta llegar a un destino no previsto. Su tío le da trabajo en la empresa donde no se admiten relaciones entre empleados, pero George solo en la ciudad, comienza a salir con una de ellas Alice. Mientras tanto, en una fastuosa fiesta de su tío conoce a Ángela, una chica de la alta sociedad de la que se enamora de inmediato.

Pero la radiante felicidad para George se verá truncada, cuando la obrera Alice, le comunica que deben casarse de inmediato porque está embarazada de él. Amenazándole de hacerlo público al verse desplazada por el amor de Ángela. George es un hombre que vive en un contexto que le supera, atrapado y empujado al abismo entre Alice Tripp (Shelley Winters) fea, gorda y pobre a una radiante Ángela Vickers (Elizabeth Taylor) bella, delgada y millonaria haciendo esquí náutico en bañador. Todo ello da pie para reflexionar sobre la sociedad americana del triunfo, el arribismo, el aborto y las diferencias de clase, las relaciones amorosas, sobre la pobreza, la belleza y la fealdad, sobre los escrúpulos, la inmadurez, sobre la conciencia y la fragilidad de la justicia humana.

La diferencia entre la justicia legal y la justicia moral, el meollo de la historia es la puesta en escena de sentimientos y conflictos entre la realidad y el deseo, según los cánones del melodrama, género del que el film forma parte por derecho propio. Premiada con seis Oscars, la historia guarda parecido con el “Amanecer” de Murnau, en cuanto a esa pareja que el varón pretender romper de modo violento con lago de por medio. También el “Match point” de Woody Allen tiene mucho que ver con esta película, Allen traslada la historia al Londres actual, y el protagonista es mucho más cínico, mezquino y despiadado que el ingenuo de Montgomery Clift, víctima de sí mismo.
Antonio Morales
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