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Voto de Antonio Morales:
9
Drama Johnny Friendly (Lee J Cobb), el jefe del sindicato portuario, utiliza métodos mafiosos para controlar y explotar a los estibadores de los muelles neoyorquinos. Terry Malloy (Marlon Brando), un boxeador fracasado que trabaja para él, se ha visto involuntariamente implicado en uno de sus crímenes. Cuando Malloy conoce a Edie Doyle (Eva Marie Saint), la hermana de la víctima, se produce en él una profunda transformación moral que lo lleva ... [+]
7 de octubre de 2013
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Elia Kazan en otro tiempo prestigioso director de cine y de teatro, parece ser ahora más conocido por sus declaraciones ante el funesto comité que presidia el senador McCarthy durante la “caza de brujas” que por haber dirigido: “Un tranvía llamado deseo” (1950), “¡Viva Zapata!” (1952), “Al este del edén” (1955), “Rio Salvaje” (1960) y el contundente drama social que es “La Ley del silencio” (1954). Sus declaraciones anticomunistas, seguramente más basadas en el miedo que en la convicción, han pesado últimamente más que su cine, lo que demuestra que estamos muy lejos todavía de la madurez que supone aceptar el valor independiente de lo creado frente a la figura de su creador. La estrategia de menospreciar su obra simplemente por motivos políticos, cuando no personales, ha terminado dañando la reputación del cineasta.

La película fue realizada después de sus famosas declaraciones ante el nefasto comité del que era vicepresidente, no lo olvidemos, Richard Nixon, y es indudable que en ella existe cierta apología de la delación cuando esta es realizada en el seno de alguna situación injusta, pero el guión no lo escribió Kazan sino Budd Schulberg. Lejos de conseguir justificar su actitud, Kazan enfureció aún más a sus detractores, que entendieron como ofensivo el hecho de que estableciera un cierto paralelismo entre la mafia portuaria y el incipiente Partido Comunista Americano. Por mi parte quedan finiquitadas las consideraciones ajenas a la película.

Marlon Brando que tiene tantos detractores como Kazan, aunque en este caso los motivos son más viscerales que políticos, crea un personaje inolvidable junto a una debutante Eva Marie Saint de la que se enamora y encuentra fuerzas para luchar contra esa ley del silencio que a veces nos atenaza y nos hace olvidar nuestra conciencia social, escondiéndonos en la indiferencia. Kazan potencia el dramatismo de la película mediante una astucia fotográfica (responsable: Boris Kaufman) y sonora (Leonard Bernstein) en la mayor parte de las secuencias (de exteriores) los fondos están algo diluidos: abunda el blanco y el gris para conseguir que los personajes, casi siempre con ropas oscuras destaquen en primer término y la atención se concentre en ellos. En cuanto al sonido Bernstein compone una música perfecta para ser mezclada con ruidos típicos de los muelles de manera realista creando la sensación de que es fruto, como los humos las neblinas y los suelos mojados, del propio paisaje y del drama puesto en escena.

Inolvidables son también los secundarios trabajos de Lee J. Cobb, como capo de la mafia portuaria y Karl Malden como sacerdote comprometido con sus feligreses y dispuesto a luchar contra la extorsión. A propósito de actores, Kazan es uno de los cineastas que mejor entendió la misión de dirigir a los actores, fundó el conocido “Actor´s Studio”, la más prestigiosa academia del mundo, en la que junto a Lee Strasberg inculcó en varias generaciones de actores los métodos interpretativos de Stanislavski, y que vieron triunfar, entre otros, a Marlon Brando, Paul Newman, Merilyn Monroe, Montgomery Clift y James Dean. Kazan fue un notable adaptador teatral para el cine, demostrando siempre un gran sentido del ritmo, y captó como nadie el tono desgarrado y fatalista de las obras de Tennessee Williams.
Antonio Morales
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