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Voto de Antonio Morales:
8
Intriga. Drama Una niña aparece asesinada en el bosque de un pequeño pueblo suizo. Inmediatamente las sospechas recaen sobre el viejo vendedor ambulante que encontró el cadáver. Únicamente el comisario Mattei duda de su culpabilidad, pero se acaba de jubilar y deja el caso en manos de un compañero. Ya en el aeropuerto, a punto de despegar su avión, a Mattei le vienen a la mente algunos detalles contados por los niños de la escuela; decide entonces ... [+]
8 de junio de 2016
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es la fiel radiografía de un asesino desde la mirada infantil de Greta, una niña que fue engatusada en el bosque por el gigante que aparece en su dibujo encriptado que ella pintó, es el detonante de la pérfida historia, es la clave que tendrán que desencriptar, la policía y los espectadores que somos atrapados desde las primeras imágenes de esta excelente coproducción que dirige de forma magistral, el muchas veces ninguneado Ladislao Vajda. Es la incógnita, el enigma que tendrá que desvelar el comisario protagonista después de prometer a la sollozante madre de Greta hacer justicia, la obsesión del inspector Matthäi (Heinz Rühmann) por atrapar al despiadado y oscuro mago del bosque que utiliza un atractivo truco para ganarse la confianza infantil.

Un thriller ejemplar que sirve con convicción a las ideas del prolífico escritor suizo Fiedrich Dürrenmatt sobre la justicia, así como sobre su peculiar concepto del mecanismo de las historias criminales, muy alejadas de lo que suele ser habitual en el género. Su argumento presenta a un inspector suizo a punto de trasladarse laboralmente a Jordania, desatendiendo su nuevo destino para atender siguiendo su instinto, a desentrañar un grave suceso ocurrido en su Cantón. Entregándose a la labor de un modo personal, sin contar con la ayuda de la policía que no cree en sus teorías y a la que ha dejado de pertenecer.

Una revisitación macabra de “Caperucita roja” donde el lobo espera disfrazado en el bosque, acechando tras los árboles, un lobo gigante que adapta disfraces para seducir a sus víctimas, pocas veces hemos sentido como en “El cebo”, la inquietud y el desasosiego, cuando vemos a la pequeña y rubita Ana María cruzar el bosque en busca del mago. El cineasta supo dar espesor al film, sirviendo con la planificación los muchos y diferentes matices del relato, vinculados tanto con el inspector como con el asesino y con quienes se relacionan con ellos. Utilizando un peligroso cebo para atraer al lobo, planteando el film una cierta crítica moral por lo poco escrupuloso del método. La frialdad en la luz de exteriores que recuerda los paisajes nórdicos y la sordidez de los interiores contrastan con la tensión que viven los personajes.

En el film, asistimos con perplejidad desencantada, cómo la naturaleza del mal puede convivir agazapada entre parajes idílicos de ensueño entre ríos, bosques y montañas paradisíacas de la maravillosa Suiza. Los contrastes entre la crueldad humana y la ingenuidad infantil que nos muestra el siniestro lado oscuro de los cuentos infantiles. “El cebo” está emparentada lejanamente con la obra maestra de Fritz Lang en “M, el vampiro de Düsseldorf”, donde el maléfico Peter Lorre aterrorizaba la ciudad, por su maldad contra el mundo infantil. “El cebo” se adentra en la raíz psicológica del ser humano, intentando descifrar porqué las personas adaptan determinados roles en momentos de tensión influenciados por los seres que le rodean y le acosan. Una película imprescindible para el buen aficionado que pasó sin pena ni gloria en su estreno, pero como las grandes obras incuestionables, ha ido creciendo en sus valores artísticos con el tiempo convirtiéndose a día de hoy en una obra de culto.
Antonio Morales
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